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Psicothema was founded in Asturias (northern Spain) in 1989, and is published jointly by the Psychology Faculty of the University of Oviedo and the Psychological Association of the Principality of Asturias (Colegio Oficial de Psicólogos del Principado de Asturias).
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PSICOTHEMA
  • Director: Laura E. Gómez Sánchez
  • Frequency:
         February | May | August | November
  • ISSN: 0214-9915
  • Digital Edition:: 1886-144X
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Psicothema, 1999. Vol. Vol. 11 (nº 2). 247-259




ESTILOS DE VIDA, CULTURA, OCIO Y TIEMPO LIBRE DE LOS ESTUDIANTES UNIVERSITARIOS

Julio Rodríguez Suárez y Esteban Agulló Tomás

Universidad de Oviedo

Esta investigación se compone de dos partes diferenciadas. En la primera se estudian crítica y sistemáticamente los conceptos fundamentales que se tratan a lo largo del trabajo: juventud, estudiantes universitarios, ocio, cultura, tiempo libre y estilos de vida. Tras una revisión de los enfoques y planteamientos teóricos sobre este campo de estudio, se ofrece una articulación teórica más acorde con el enfoque que precisa el estudio de esta realidad. En la segunda parte se analizan las prácticas culturales, de ocio y tiempo libre de los estudiantes de la Universidad de Oviedo, mediante la administración de un cuestionario confeccionado especialmente para este trabajo. A partir de los resultados obtenidos se realiza una comparación entre las prácticas de este tipo llevadas a cabo por los universitarios y las desarrolladas por el resto de jóvenes, intentando averiguar si los estudiantes universitarios conforman un grupo juvenil con un estilo de vida propio y diferenciado. Todo este análisis es realizado desde una aproximación psicosocial.

Lifestyles, culture, leisure and free time of university students. This research is divided in two distinct parts. The first one studies critically and systematically the fundamental concepts dealt with throughout the work: youth, university students, leisure, culture, free time and lifestyles. After a critical revision of the approaches and theoretical standpoints on this field of study, a more theoretical articulation is put forward, allowing a better approach to the study of this reality. In the second part, the free time, leisure and cultural habits of the students of the University of Oviedo are analysed by means of a survey especially designed for this work. From the results obtained therefor, a comparison is carried out between this sort of habits in university students and the same practices in the rest of youths, attempting to discern if university students conform a youth group with a lifestyle of its own and neatly differentiated from that of other youths. All this analysis is carried out from a psychosociological approach.

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El objeto fundamental de este trabajo versa en estudiar y analizar las prácticas culturales, de ocio y tiempo libre de un colectivo poblacional específico: los estudiantes de la Universidad de Oviedo. Hemos pretendido aportar a los estudios existentes sobre juventud y uso del tiempo libre, la información empírica obtenida a través del cuestionario adaptado y confeccionado ad hoc, así como la reflexión teórica y conceptual que subyace de ésta. Se ha tratado de adoptar un enfoque más comprehensivo y globalizador, un enfoque como el que posibilita la psicología social como perspectiva "transdisciplinar" que posee la interacción social como centro nucleador de todo su entramado, tanto teórico como metodológico. Tratamos, por tanto, de acercarnos al estudio de las prácticas culturales, de ocio y tiempo libre a través de un enfoque psicosociológico que permita contemplar la naturaleza compleja y la pluridimensionalidad que este objeto de estudio merece y exige.

Asimismo, se ha adoptado como eje articulador y sustentador de nuestro entramado teórico-conceptual el estudio de los estilos de vida (EV), ya que creemos que se trata de una línea interesante y pertinente para abordar el objeto de investigación aludido. Y se ha abordado entendiendo los EV como un conjunto de patrones que estructuran la organización temporal, el sistema social de relaciones y las pautas de consumo y/o actividades (culturales y de ocio). Como detallamos a continuación, se trata de un " cosmos social, personal y diferenciado" , propiciado por un entorno concreto y que, a su vez, es influido por la acción consciente y coparticipada de los miembros que integran dicho entorno/sistema.

Nuestra posición a la hora de utilizar el término juventud se refiere a los jóvenes, esa realidad compleja y heterogénea, formada por distintos grupos pertenecientes a estatus socioeconómicos diferentes, con trayectorias y construcciones de identidad diversas. Un colectivo poblacional ubicado entre los 15 y los 29 años, que aún no han logrado la emancipación (Zárraga, 1985), entendiendo ésta como el proceso que requiere el cumplimiento de cuatro condiciones: independencia económica (que no solvencia económica), autoadministración de los recursos disponibles, autonomía personal (capacidad de decisión) y construcción de un hogar propio. Condiciones necesarias y sólo conjuntamente suficientes (Agulló, 1997; Navarro y Mateo, 1993; Zárraga, 1985).

Retomando el tema de la estructuración de la edad, comprobamos que las diferentes franjas de edad en que se delimita la juventud varían de forma considerable, puesto que la juventud constituye un proceso psicosociológico que se transforma histórica y culturalmente.

Para no extendernos en la dimensión conceptual podemos acudir a la definición de Zamora Acosta (1993) que considera jóvenes a aquellos individuos que habiendo superado fisiológica y psicológicamente la edad adolescente y reuniendo, por tanto, las condiciones necesarias para desempeñar las funciones propias de los adultos, carecen de las condiciones suficientes para independizarse de su familia de origen, para organizar su propio grupo doméstico. Concepto por el cual abogamos, ya que define perfectamente la situación compleja y diversa de este colectivo.

Una vez definido nuestro concepto de juventud debemos exponer la delimitación que llevamos a cabo de ésta a un colectivo concreto de jóvenes: los que cursan estudios universitarios (para este estudio excluimos los estudiantes de postgraduado). Se entiende que los jóvenes universitarios forman un grupo diferenciado del resto de la juventud, no sólo por la franja de edad en la que están comprendidos, sino también, y entendiendo siempre esto como una generalización y asumiendo los riesgos que ello conlleva, por su estatus económico y social, así como por el itinerario formativo que están recorriendo (y el capital formativo que supone esta trayectoria), y porque supuestamente (de ahí nuestro planteamiento hipotético) integran un grupo con un estilo de vida propio frente al resto de jóvenes. Independientemente de estos factores y, aunque no se cumpliesen o fueran infundados, sí es reconocido social y culturalmente que los estudiantes universitarios constituyen un grupo diferenciado por el mero hecho de serlo. No obstante, hay que precisar que tan sólo el 18 por ciento de los jóvenes españoles (de 15 a 29 años) cursa estudios en la Universidad. Teniendo en cuenta que los jóvenes conforman el 25 por ciento de la población total española, la juventud universitaria está en torno al 4,5 por ciento de la totalidad de ciudadanos españoles (Martín Serrano y Velarde Hermida, 1997).

Ocio, tiempo libre

El ocio es, sin duda, uno de los fenómenos psicosociológicos más importantes y característicos del mundo occidental. Por su trascendencia creemos que se debe analizar desde una perspectiva multidimensional y al que, si bien la sociología, la antropología y la economía han sido las disciplinas que mayor dedicación le vienen prestando, también la psicología social le ha otorgado su interés, lo cual no debe extrañar, si se tiene en cuenta, como indica San Martín (1997), que en el ocio se ven implicados y/o se producen fenómenos por los que esta rama está enormemente interesada: estereotipos, actitudes, prejuicios, relaciones intergrupales e interpersonales, calidad de vida, etc.

Nos encontramos múltiples y variopintas definiciones de ocio y tiempo libre, según se trate del enfoque teórico o según sea la postura o el posicionamiento filosófico y científico. Partiendo de la definición ya clásica de Dumazadier (1964) y de las posteriores aportaciones de Munné (1980), Sue (1982), Gil Calvo (1985), etc., recogiendo, asimismo, los trabajos más recientes de Cuenca (1995), Trilla et al. (1996), Argyle (1996) y tantos otros investigadores y estudiosos de este tema y añadiendo las definiciones lanzadas desde diferentes asociaciones e instituciones como la W.L.R.A. (World Leisure & Recreation Association, 1993), concebimos el tiempo libre como aquél que no está determinado por la obligatoriedad, aquel tiempo del que se dispone cuando: 1) No se está trabajando (o realizando una actividad remunerada) o bien estudiando (o asistiendo a clases en el caso de los estudiantes en general, y, en nuestro caso, de los estudiantes universitarios). 2) No se satisfacen necesidades básicas (dormir, comer...). 3) No se están realizando trabajos domésticos. 4) No se llevan a cabo obligaciones familiares o religiosas.

A partir de esta conceptualización, el ocio será, dentro de tiempo libre, aquel tiempo 1) conformado por las actividades y prácticas libremente elegidas según las preferencias de cada individuo; 2) un tiempo caracterizado por la libre elección y realización de actividades que satisfagan necesidades personales; y 3) un tiempo cuya finalidad sea el descanso, la diversión, la creación o el desarrollo del sujeto.

El planteamiento de este trabajo parte de la idea subrayada hace algunos años por Jean Laloup (1968) que plantea que "si el trabajo está ligado a la civilización, el ocio se halla unido a la cultura" , ya que creemos que genéricamente no se puede entender el ocio sin remitirse a lo cultural.

Por último, respecto a la clasificación de " prácticas culturales y de ocio " , se ha desarrollado una tipología propia a partir de las realizadas por los diferentes enfoques teóricos, incluyendo dentro de las "prácticas culturales" a los medios de comunicación, las actividades artísticas, la literatura, el teatro, la música y el cine, pues consideramos que en todas ellas se da algún elemento cultural que es el fundamento que las genera (aunque puedan ser desarrolladas a parte de ese componente cultural). Dentro de las " actividades de ocio" hemos incluido al deporte, el turismo, el asociacionismo y el esparcimiento nocturno, tareas que aunque pueden comprender elementos culturales, éstos no son la base en sí misma de la propia actividad. Al mismo tiempo, hemos añadido una serie de actividades generales que pueden desarrollarse al mismo tiempo que otras (charlar con los amigos, pasear...) y un apartado de otras actividades, en las que hemos incluido hobbies, juegos de mesa y salón, juegos de azar, etc.

Estilos de vida

Las definiciones y los contenidos conceptuales de los Estilos de Vida (EV) son tan abundantes como sus acepciones y sus definidores. Para Ruiz Olabuenaga (1989, 1994) fue Simmel el primero en utilizar el concepto clásico de "estilización" en el sentido de la necesidad que poseen los individuos y las clases sociales de "estilizar la vida". Estilización supone e implica, según este autor (1994), y siguiendo el enfoque simmeliano, "modelización" y "sistematización" . Para Ayerdi (1994) el concepto de EV ha sido utilizado fundamentalmente con una concepción descriptiva, clasificatoria y evaluadora; en cambio, se le ha contemplado muy escasamente como variable explicativa. Incluso, ha llegado a emplearse de un modo muy limitado como modelo o patrón de consumo ( "el modo en que una persona gasta su dinero" ). Sin embargo, existen "otras áreas de la vida de una persona" que, por su vinculación, modelización y sistematización, llegan a conformar un EV. Se trataría, por ejemplo, del grupo (o grupos) de pertenencia, actividades, gustos, intereses, etc. Pero, creemos que tampoco se puede mantener la definición de EV que contempla la práctica totalidad del ser, estar, hacer o sentir de un individuo y/o grupo. Esta definición carece de sentido dado su eclecticismo y la nula operatividad de su contenido, por lo cual pensamos que debe ser rechazada. Teniendo en cuenta las propiedades de los EV, Ayerdi (1994) aborda el EV como "un concepto de la Teoría Social con propiedades integradas y sinópticas que posee un carácter multidimensional y tiene tanto o más valor explicativo que cualquiera de las variables simples que ayudan a configurarlo" .

El propio Ruiz Olabuenaga (1994) se pregunta si el estilo de vida constituye un hecho individual o social. Esta cuestión resulta sumamente interesante para nuestro empeño, ya que una resolución positiva de la misma supone el logro de un planteamiento que articule lo micro (individual) con lo macro (social). En este sentido, como indica la argumentación del autor que estamos desarrollando, el estilo de vida va siempre "inscrito en una biografía personal" . De esta manera, el estilo de vida "sin estar determinado por la pertenencia individual a un nicho concreto de la estructura social ,es, al mismo tiempo, resultado de una acción intencionada y respuesta a la situación de la estructura social" . Lo que caracteriza al estilo de vida, como forma moderna, es «la iniciativa, por parte del individuo, de recrear su cosmos social personal y diferenciado, en lugar de aceptar acrítica y pasivamente el cosmos social existente en el exterior de su medio ambiente, pero, al mismo tiempo, garantizando su pertenencia significativa a él» (Ruiz Olabuenaga, 1994). Esto es precisamente lo que creemos que acontece con el colectivo que estamos estudiando. Un colectivo social concreto, con una trayectoria sociofamiliar específica, con capital formativo determinado. Todo este sustrato y referente psicosocial, todo este bagaje plural, pero distintivo, le posibilita y/o determina a recrear un " cosmos social personal y diferenciado" ; y concretamente, ese " capital formativo" logrado y disfrutado (aunque no sea un aspecto siempre consciente por parte de los propios interesados) conlleva un conjunto (más o menos particular, más o menos coherente) de prácticas, hábitos, valores, actitudes, tendencias, consumos, formas vitales. Es decir, lo que en ciencias sociales se viene denominando como Estilo de Vida.

Para quedarnos en una conceptualización mínima que resuma el planteamiento de los estilos de vida que aquí estamos abordando, podemos afirmar que un EV está compuesto de opiniones (conocimientos), valoraciones y gustos actitudinales (definiciones) y estados de ánimo (sentimientos y emociones) que se manifiestan en comportamientos rutinarios (querencias) " sin necesidad de tener que ser formulados y decididos en cada momento de manera aislada y autorreflexiva y que, juntos de forma sistemática, configuran un perfil social-individual" . Además, los EV son específicos de grupos concretos, más bien "minoritarios". Se entendería el EV como "una muestra de diferenciación cultural de gustos y preferencias" (Ruiz Olabuenaga 1988, 1989, 1994).

En este sentido, entendemos el estilo de vida como un constructo que aglutina las formas de pensar, sentir y actuar de un colectivo concreto, perteneciente a un entorno específico. Pero se trata además de un conjunto de hábitos, pautas y actividades que sirven para diferenciar y diferenciarse de otros colectivos sociales. Estaríamos ante un conjunto de prácticas que marcan lo propio y reconocible (y por tanto observable) elegido intencionalmente. Se trata de prácticas coparticipadas que poseen, asimismo, la capacidad estructuradora y organizativa de la mayor parte de la vida cotidiana de un grupo específico de individuos.

En definitiva, aquí se aboga por un concepto de estilo de vida como un conjunto de patrones que estructuran la organización temporal, el sistema social de relaciones y las pautas de consumo y/o actividades (en nuestro caso, actividades culturales, de ocio y tiempo libre). Es decir, un estilo de vida como un "cosmos social, personal y diferenciado ", propiciado por un entorno concreto y que es influido al mismo tiempo por la acción consciente y coparticipada de los miembros que integran ese entorno/sistema.

Los objetivos centrales del trabajo son:

a) Análisis de las prácticas culturales, de ocio y tiempo libre de los estudiantes de la Universidad de Oviedo.

b) Estudio del tipo y naturaleza de esas prácticas: producción versus consumo cultural.

c) Análisis de la valoración y satisfacción de los estudiantes universitarios con respecto a estas prácticas, y

d) Avance de una tipología de prácticas y consumos culturales que posibilite una programación cultural, de ocio y tiempo libre más coherente y satisfactoria para los universitarios.

La hipótesis general que guía la investigación es que los estudiantes universitarios escogerán, practicarán y consumirán productos/actividades de mayor valor cultural que otros colectivos sociales, en concreto que el resto de jóvenes.

Más específicamente, se plantean cuatro hipótesis:

H1.: Los estudiantes universitarios realizarán un mayor número de prácticas culturales. H2.: Los estudiantes universitarios llevarán a cabo actividades de ocio más formativas, dinámicas y selectivas. H3.: Existirá una articulación entre la condición de ser estudiante universitario y la conformación de un estilo de vida propio y distintivo. H4.: Este estilo de vida de los estudiantes universitarios será temporal y transitorio, frente a otros estilos de vida más permanentes, aunque no tan específicos.

Método

Cuestionario

Partiendo de los cuestionarios elaborados hasta la fecha en España para el estudio de la juventud, se creó específicamente para este estudio un cuestionario temático sectorial sobre el ocio dirigido a los universitarios, incluyendo preguntas propias sobre las características específicas de la población a estudiar y su entorno. Es, por tanto, más homogéneo que un socioscanner (más concreto) pero estructurado, igualmente, según el principio multidimensional. El cuestionario trata de analizar las condiciones de vida y comportamientos; las opiniones, actitudes y juicios; los gustos y sensibilidades emocionales; el equipamiento; y las oportunidades de innovación dentro de la utilización del tiempo libre por parte de este sector de la juventud. Así, en concordancia con nuestra clasificación de prácticas de ocio y culturales, el cuestionario se ha centrado en los siguientes aspectos:

a. Variables de clasificación (edad, sexo, lugar de residencia...), teniendo en cuenta que ya conocemos en qué facultad, campus y qué curso estudia el sujeto entrevistado (aunque estos datos también son cumplimentados por los propios sujetos).

b. Evaluación general de preferencias de ocio.

c. Evaluación específica de actividades de ocio realizadas: turismo, idiomas, deportes, cine, música, esparcimiento nocturno, alcohol/drogas, medios de comunicación: televisión; radio; prensa escrita, asociacionismo, posición política, actividades artísticas; otras prácticas culturales realizadas (visitas a monumentos, museos...), lectura, ocio creativo; otras actividades (hobbies, prácticas independientes y prácticas lúdicas).

d. Evaluación de creencias y opiniones.

Antes de la redacción definitiva del cuestionario se recabó la opinión de algunos profesores universitarios, expertos en el tema. Una vez redactado éste y previo a su aplicación se realizó en el mes de diciembre de 1997 un estudio piloto entre alumnos de la Facultad de Psicología de diferentes edades, cursos y sexos (a los que consideramos como un grupo de sujetos de características similares al resto de los estudiantes universitarios), destinado a probar la validez del diseño del cuestionario en cuanto a claridad de conceptos, ítems adecuados a las respuestas de cada pregunta, etc.

A partir de los resultados de este último control del diseño, se realizaron ciertas modificaciones en la presentación del cuestionario, para facilitar la tarea del paso de los datos del informe al ordenador. También se trató de reducir en lo posible las preguntas múltiples y se aminoró el número de preguntas a rellenar por el entrevistado, a fin de facilitarle la tarea.

Muestra

El universo muestral de la investigación lo constituyó el censo de alumnos universitarios matriculados oficiales en la Universidad de Oviedo (39.851 estudiantes). Se ha utilizado el censo del curso académico 1996/97, al no existir datos elaborados del curso académico 1997/98, en el momento en el que se aplicó el cuestionario. El único dato facilitado durante la redacción de este trabajo era el número de estudiantes durante este último curso, 40.209 (360 estudiantes más que el curso anterior).

La muestra debía ser lo bastante grande para poder dividirla en los subgrupos que se pretendió estudiar y comparar, así como para obtener suficientes datos de los mismos. Se utilizó un muestreo aleatorio para obtener una muestra representativa en todos sus aspectos y niveles.

La determinación del tamaño de la muestra responde al nivel de confianza del 95.5%, con un margen de error de ±5%, resultando para este nivel de confianza una muestra de aproximadamente 340 casos. Posteriormente, se distribuyeron los elementos de la muestra según el número de alumnos de cada Facultad o Escuela Técnica de la Universidad de Oviedo, con una doble estratificación por sexos y por cursos en cada facultad. Al carecer de datos concernientes al sexo por cada curso, se estimó éste en función de la distribución por el sexo total de cada facultad. Tratando de conseguir una dispersión alta y representativa del universo total, se tomaron los cursos primero y tercero para las carreras de ciclo corto, primero, tercero y quinto para las carreras de 5 años y de primero, tercero y sexto para las de 6 años. Con este proceder quedan representadas todas las facultades y escuelas técnicas proporcionalmente al número de alumnos matriculados en ellas en el curso académico 1996-97.

Procedimiento y análisis de datos

El trabajo de campo propiamente dicho, es decir, la labor de encuestación que finaliza con la recogida de todos los cuestionarios cumplimentados fue realizado durante la segunda y tercera semana del mes de enero de 1998. Los cuestionarios se repartieron a los sujetos durante una hora lectiva, para que los rellenaran ellos mismos, bajo la presencia de los encuestadores, que se ofrecían a solucionar cualquier tipo de duda. Se recalcó el carácter voluntario del cuestionario, si bien nos sorprendió la enorme colaboración de los entrevistados.

Una vez recogidos todos los cuestionarios se procedió a las tareas de depuración, con el fin de comprobar su perfecta realización y preparar las encuestas para su procesamiento posterior. El procesamiento estadístico de los datos se llevó a cabo utilizando el paquete estadístico SPSS+ para PC.

Resultados y discusión

Hemos observado la necesidad de que se estudien con mayor profusión y se articulen de forma más sólida y coherente los estudios culturales, de ocio y tiempo libre, mediante los enfoques teóricos psicosociales más importantes, pues este tipo de aproximaciones se muestran como las más pertinentes para abordar fenómenos tan complejos y multidimensionales como son las prácticas culturales y de ocio y los estilos de vida.

Asimismo, se ha constatado una gran ambigüedad conceptual en el tratamiento de todos los conceptos abordados. Se observa también una escasa teorización, predominando en gran medida los intereses economicistas en el desarrollo y estudio de estos ámbitos. De igual modo, se constata la preponderancia de los métodos cuantitativos sobre los cualitativos, existiendo un uso casi exclusivo del cuestionario como técnica de recogida de información. Cada vez es mayor la aplicación de las nuevas tecnologías a la investigación de mercado, campo en el que principalmente se están centrando los teóricos e investigadores (un ejemplo de este fenómeno lo constituye el incremento de técnicas como encuestas telefónicas, el telemárketing, etc.). No obstante, se contempla un tímido aumento en la utilización de técnicas de estudio cualitativas para investigar estos aspectos.

Hemos constatado también la falta de adecuación de los cuestionarios a las realidades concretas y específicas, producida especialmente por las traducciones literales de cuestionarios llevados a cabo en otros contextos (fundamentalmente el ámbito anglosajón). En nuestro caso, hemos intentado evitar esto adaptando y configurando un cuestionario propio a partir de un análisis riguroso de los más significativos que existen en este campo, que contemplase todas las dimensiones del objeto de estudio.

Creemos necesario un avance hacia la mejora de la operacionalización de los conceptos más significativos que aborda nuestro objeto de análisis, para así aumentar la fiabilidad y validez de dichos constructos y, por tanto, de este tipo de trabajos.

Por otro lado, el hecho de que exista esa carencia de trasfondos teóricos sólidos, así como de conceptualizaciones completas y coherentes, está produciendo interpretaciones inconsistentes, contradictorias, oportunistas e interesadas, que no benefician en nada la comprensión de estas realidades.

Con respecto a la delimitación conceptual efectuada a propósito de este estudio, se han intentado utilizar unos conceptos que precisamente contemplasen la pluralidad de las dimensiones de los temas tratados. Para ello, nos propusimos acercarnos a las posibilidades que permite el entramado teórico-aplicativo de la psicología social en general y de la psicosociología del tiempo libre, el ocio y la cultura en particular.

Se resumen a continuación los principales resultados que se desprenden de la aplicación del cuestionario, centrándonos fundamentalmente en las diferencias entre el grupo universitario y el resto del colectivo juvenil. Para ello, se ha utilizado como referencia los trabajos e informes de SADEI (1993) y el Ministerio de Cultura (1993), González Blasco et al. (1994), González Fernández (1995), Martín Serrano et al. (1997), De Miguel (1997) y Aguinaga Roustan et al. (1997). En líneas generales, los universitarios padecen una dependencia económica bastante mayor que el resto de jóvenes entre 18 y 29 años, si bien disfrutan, en general, de más bienes en sus hogares (cabe considerar que el bienestar material del resto de jóvenes es también bastante alto). En relación con esta diferencia el caso del ordenador es especialmente significativo (lo hay en los hogares del 66% de los universitarios - usándolo el 80 por ciento de ellos - , frente al 34% del resto de jóvenes que dispone de ordenador en sus casas - haciendo uso de él tan sólo el 18% de ellos -). Por otro lado, los universitarios disponen de más tiempo libre tanto los días laborables como los festivos.

Las actividades desarrolladas con frecuencia por los universitarios son salir con los amigos/as e ir a bares/pubs, ambas actividades de claro componente social. Tras ellas, son mayoritariamente realizadas las tres actividades relacionadas con el seguimiento de los medios de comunicación (televisión, radio y prensa escrita) y la lectura de libros (véase Tabla 1 en anexo).

Atendiendo a nuestra clasificación de ocio sintetizamos a continuación las principales conclusiones respecto a las prácticas culturales. Así, los medios de comunicación merecen buena parte de la atención de los universitarios. Prácticamente todos ellos (99,3%) declaran ver la televisión, un 77 por cien todos o casi todos los días, decantándose especialmente por informativos y películas y, tras ellos, y por este orden, series o telefilms, programas deportivos, documentales y programas musicales. El total de la población juvenil también tiene entre sus preferencias esta serie de programas televisivos, pero en menor grado en el caso de los informativos, lo que permite pensar que a los universitarios les interesa en mayor medida el conocimiento de las realidades que les rodean. El 96 por ciento de los estudiantes escucha la radio (el 72% todos o casi todos los días), eligiendo para ello la música y, en menor medida, programas deportivos, informativos y nocturnos. El 92 por ciento de los universitarios declara leer periódicos, haciéndolo algo más de la mitad (53%) todos o casi todos los días, proporción superior a la del resto de jóvenes (41%). La sección de los diarios leída con mayor frecuencia es la de espectáculos, seguida de las secciones de deportes, cultura, vida local y sucesos. Con referencia a las actividades artísticas y culturales, los jóvenes universitarios muestran más inquietudes de este tipo (visitas a museos, exposiciones artísticas, monumentos ...) que el resto de jóvenes, y uno de cada tres estudiantes afirma practicar al menos una de las cuatro actividades artísticas que hemos analizado: fotografía, pintura, cómics y escultura, siendo mayor el número de aficionados a las dos primeras La realización de este tipo de actividades supone un claro exponente de la mayor creatividad de los universitarios. Sobre la lectura, el grupo universitario lee más libros que el resto de colectivos juveniles, especialmente con asiduidad, y excluyendo los libros de texto los universitarios leen sobre todo novelas (únicamente el 22% afirma no haber leído ninguna el último año), y en menor proporción, y por este orden, poesía, ensayos técnicos o científicos y libros de ciencia ficción. Los géneros literarios más utilizados a la hora de practicar la creación literaria son los artículos o ensayos, la poesía, los cuentos y la novela. Respecto a la música, a la mayor parte de los universitarios les gusta escuchar pop/rock o todo tipo de música y más de la mitad acude alguna vez a conciertos. Un 28 por ciento de los universitarios afirma interpretar algún instrumento (excluyendo a los que tocan la flauta, dado que se pueden referir a que saben tocarla, aunque no lo suelan hacer, debido a que este instrumento era obligatorio en sus estudios escolares), decantándose en su mayoría por la guitarra y el piano. En otro sentido, tan sólo el 9 por ciento de los universitarios declara no asistir nunca al cine, haciéndolo frecuentemente el 35 por cien. Sus géneros cinematográficos preferidos son las comedias y las películas de acción. Por su parte, la asistencia al teatro es bastante menor, dado que el 68 por ciento de los estudiantes señala no asistir nunca, aunque lo hacen en mayor medida que la población juvenil en general (véase Tabla 2 en anexo).

En cuanto a las prácticas de ocio incluidas en nuestra clasificación, hemos constatado que ocho de cada diez estudiantes universitarios realizan algún deporte (el 33% frecuentemente), siendo las actividades deportivas más practicadas, por este orden, la natación, el fútbol, el tenis, el ciclismo, el baloncesto, el footing, el montañismo y la gimnasia. El 36 por ciento de los estudiantes utiliza alguna vez las instalaciones deportivas de la Universidad de Oviedo. Además, los estudiantes universitarios disponen de más equipamientos deportivos que el resto de jóvenes. En otro sentido, prácticamente el 80 por ciento de los universitarios ha viajado fuera de España, la mayoría por Europa, mientras que del resto del conjunto juvenil asturiano solamente ha salido de España el 55 por cien, lo que nos muestra el carácter más dinámico, menos sedentario de los universitarios. En relación al conocimiento de idiomas, casi todos los estudiantes declaran tener algún conocimiento de inglés, frente a un 72 por ciento del resto de jóvenes en Asturias y un, aún más significativo, 56 por ciento en España. Por otra parte, el grado de asociacionismo entre los estudiantes es ligeramente mayor que el del resto de jóvenes españoles entre 18 y 24 años (siendo las agrupaciones deportivas las mayoritarias en ambos casos), y a uno de cada dos de los que no están asociados les gustaría estarlo, lo que rebasa con creces el interés de la juventud en general. Las ONG’s, asociaciones ecologistas, pacifistas, de derechos humanos y a favor de los objetores de conciencia conforman el 10 por ciento en el grupo universitario, mientras que no llega a la mitad en el resto de jóvenes, con lo que se advierte una mayor concienciación social, así como una mayor tendencia hacia la tolerancia, el respeto y la igualdad, al mismo tiempo que presentan una mayor movilización para defender tales derechos. Como ya hemos comentado, salir con los amigos e ir a bares constituyen las dos actividades más realizadas por los universitarios. Y son éstas precisamente prácticas habituales en el contexto de las salidas nocturnas juveniles. De esta forma, no es de extrañar que tres de cada cuatro estudiantes afirmen salir por la noche uno o dos días a la semana, regresando a casa entre las cuatro y las ocho de la madrugada el 72 por ciento. Por otra parte, al menos seis de cada diez universitarios declaran beber alcohol en sus salidas nocturnas y prácticamente la mitad de ellos (48%) declara haber consumido alguna vez porros, haciéndolo con frecuencia el 18 por cien, lo que nos muestra el perfil más negativo de este conjunto juvenil. Existe una gran diferencia entre el consumo de porros y el de otras drogas, que son mucho menos consumidas (como ejemplos mostramos que ha probado alguna vez las drogas sintéticas el 3,7% y varias veces el 3,4% y LSD el 4% y el 1,7% respectivamente). Por último, entre los hobbies, casi un tercio de los universitarios se realiza trabajos manuales, dos de cada diez ocupan parte de su tiempo realizando trabajos prácticos y seis de cada diez manifiestan coleccionar algún objeto (véase Tabla 3 en anexo).

Con referencia al interés y posicionamiento político de los universitarios, hemos encontrado que los universitarios se interesan en gran medida por la política, declarándose la mayoría de izquierdas (39%) y siendo las siguientes opciones la derecha (14%) y el centro (10%), pudiéndose apreciar una menor tendencia hacia la derecha que en el resto de jóvenes. Las diferencias se observan mejor a la hora de analizar los partidos políticos con los que más se identifican, siendo la proporción más o menos parecida en lo que se refiere al PSOE (21% de los universitarios; 19% del resto), e Izquierda Unida (20% de los universitarios; 22% del resto), pero más relevante en el caso del PP (28% de los universitarios; 40% del resto). Respecto al posicionamiento y la práctica religiosa, el 34 por ciento de los universitarios se considera creyente no practicante, quedando los que no creen (no creyentes, indiferentes y ateos/agnósticos) en el doble que los anteriores. Los creyentes practicantes conforman el 26 por cien. La diferencia con los otros jóvenes estriba en que en éstos, además de ser menor el número de creyentes practicantes (19%), la mayor parte se declaran creyentes no practicantes (54%), por un 34 por ciento de universitarios creyentes pero no practicantes, considerándose el resto indiferentes ateos o agnósticos. Se observa que el grupo universitario se muestra más posicionado en actitudes escépticas.

En cuanto a la visión que tienen los universitarios sobre sí mismos, la mitad opina que el nivel cultural de toda la población universitaria es similar. En líneas generales los universitarios son conscientes de su influencia académica y, sobre todo, cultural, si bien no creen que su prestigio social esté demasiado valorado y se ven marginados económicamente y sin influencia política relevante. Por último, creen ser realistas, responsables y más maduros que inmaduros, y, pese a tenerse por conformistas y un poco pasotas, se consideran liberales, pacíficos y tolerantes.

A partir de los datos anteriores se constata en este estudio la hipótesis de partida, según la cual existe una relación entre los jóvenes que cursan estudios superiores y el tipo de prácticas culturales, de ocio y tiempo libre que realizan. Analizando la naturaleza y los rasgos específicos de estas prácticas y consumos culturales, se observa que se trata de actividades fundamentalmente más activas, creativas y selectivas. Es más significativo el componente cultural de este tipo de prácticas, consumos, actividades en los universitarios que en las realizadas por otros colectivos juveniles, lo que les lleva a conformar un estilo de vida propio y distintivo.

En este sentido, los universitarios forman parte de un grupo social específico y, aunque no poseen trayectorias sociofamiliares significativamente homogéneas, sí cuentan con un capital formativo determinado (estudios superiores), ofrecido por la institución a la que pertenecen (Universidad), que les posibilita y/o determina "un cosmos social personal y diferenciado" . Precisamente, ese entorno e institución a la cual entran a formar parte y en la que permanecen durante varios años, posibilita y ofrece una serie de recursos, programaciones y actividades, al tiempo que el capital formativo, específico de sus carreras, les permite organizar, producir, actuar y seleccionar una suerte de actividades, valores y actitudes (en definitiva, de formas y experiencias vitales) que constituyen lo que hemos venido llamando su estilo de vida propio. Este estilo de vida universitario del cual forman parte y, al mismo tiempo, con sus acciones y comportamientos, transforman y reproducen (construyen), representa la forma particular de vivir su vida cotidiana durante unos años.

Al hilo de la última de las hipótesis, se puede afirmar que se trata de un estilo de vida temporal y transitorio. Pese a que nuestro estudio no constata, puesto que no era esa su finalidad, si este tipo de rasgos y dimensiones que componen ese estilo de vida universitario prosiguen en otros ámbitos sociales, más allá de la etapa universitaria. De todas formas, se precisaría de estudios longitudinales para confirmar en qué medida el estilo de vida universitario influye y determina la incorporación a otro estilo de vida específico.

 

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Aceptado el 15 de diciembre de 1998

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