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PSICOTHEMA
  • Director: Laura E. Gómez Sánchez
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  • ISSN: 0214-9915
  • Digital Edition:: 1886-144X
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Psicothema, 2005. Vol. Vol. 17 (nº 3). 465-470




CONSTRUCCIÓN Y VALIDACIÓN DE LA ESCALA DE SENSIBILIDAD EMOCIONAL (ESE). UN NUEVO ENFOQUE PARA MEDIR NEUROTICISMO

Leticia R. Guarino y Derek Roger*

Universidad Simón Bolívar (Venezuela) y * Universidad de Canterbury (Nueva Zelanda)

La presente investigación tuvo como objetivo la construcción y validación de un nuevo instrumento para evaluar la sensibilidad emocional, con el objeto de examinar su posterior implicación en el proceso estrés - enfermedad. Para ello, el constructo de neuroticismo propuesto en la teoría biológica de la personalidad de Eysenck, así como los instrumentos desarrollados bajo este enfoque —EPI y EPQ— fueron sometidos a un proceso de revisión teórica y psicométrica. Como resultado, se propone la Escala de Sensibilidad Emocional (ESE) como una medida de la reactividad emocional, que supera las principales limitaciones psicométricas halladas en las escalas de Eysenck. Además, se propone una nueva conceptualización del neuroticismo, concibiéndose no sólo como la expresión de la reactividad emocional negativa, sino ampliando su espectro hacia una dimensión más positiva y adaptativa de la emocionalidad.

Construction and validation of the Emotional Sensitivity Scale (ess). A new approach for measuring neuroticism. The aim of the present research was the construction and preliminary validation of a new instrument for measuring emotional sensitivity, to further examine its role in the stress-illness relationship. To do so, extensive theoretical and psychometric revisions were performed on both the construct of neuroticism proposed by Eysenck, and on his most widely used scales - EPI and EPQ. As a result, the Emotional Sensitivity Scale (ESS) is proposed as a measure of the emotional reactivity, which addresses the main psychometric shortcomings identified in Eysenck’s scales. Furthermore, a new conceptualisation of neuroticism is proposed, where the expression of the emotional reactivity is not only negative, but rather a more positive and adaptive sphere of the emotionality is also conceived.

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El modelo de personalidad de Eysenck (1967) describe al neuroticismo (N) como una dimensión de la sensibilidad del sistema límbico a los estímulos externos. Así, los individuos con alto puntaje en N son más propensos que aquellos con bajo puntaje a experimentar activación autonómica, perturbación y agitación ante las experiencias estresantes (Matthews y Deary, 1998). Son igualmente propensos a percibir la vida como más estresante, a afrontar de manera más ineficiente, a tener menor bienestar psicológico y en general a reportar más quejas somáticas, ansiedad, rabia, tristeza y disgusto (Costa y McCrae, 1987; McCrae, 1990; Watson y Clark, 1984). Altos puntajes en N permiten incluso discriminar entre individuos con comportamiento delictivo de aquellos que no lo presentan (Rebollo, Herrero y Colom, 2002).

A pesar de lo anterior, N ha sido fuertemente criticada debido a las inconsistencias de sus hallazgos empíricos, llevando al cuestionamiento tanto del constructo mismo, como de las escalas desarrolladas para su medición (Roger, 1995). Específicamente, el neuroticismo es en la actualidad considerado como una variable que crea confusión, contaminación e inconsistencia en el campo de la investigación de la relación estrés-enfermedad, dado que los individuos con altos puntajes en N están más propensos a reportar estrés negativo, inconformidad e insatisfacción, independientemente de la situación, e incluso en ausencia de cualquier fuente de estrés objetiva (Bolger y Schilling, 1991; Schroeder y Costa, 1984; Watson y Clark, 1984). Más aun, Costa y McCrae (1980) encontraron que los individuos neuróticos tienden a reportar más síntomas psicológicos y quejas somáticas en cuestionarios de salud convencionales, mientras que Schroeder y Costa (1984) encontraron que los eventos que no están contaminados por N no están relacionados con enfermedad.

Desde la perspectiva psicométrica, los cuestionarios utilizados para medir N también sufren limitaciones, empeorando así el problema de validez del constructo. Por ejemplo, Roger y Nesshoever (1987) informaron de la presencia de dos factores bien diferenciados en la escala N del EPI (Eysenck y Eysenck, 1964), denominados sensibilidad e hipocondría. Un análisis posterior de la escala N del EPQ (Eysenck y Eysenck, 1975) mostró que sólo el factor de sensibilidad se replicaba, apareciendo un grupo diferente de ítems que describían estados de ánimo (Roger y Morris, 1991). Otro aspecto significativo que afecta a N es haber sido concebido en términos peyorativos, midiendo sólo facetas negativas de las emociones, excluyendo la posibilidad de evaluar dominios de la emocionalidad más positivos y adaptativos. Finalmente, la revisión de los ítems de las escalas N muestra que éstos parecen confundirse con elementos de baja autoestima. Estas limitaciones podrían ser resueltas a través de la ampliación del constructo, redefiniéndolo como «sensibilidad emocional», lo cual permitiría la descripción tanto del componente positivo como negativo de la labilidad emocional.

Dado que la sensibilidad emocional es concebida como una variable bidimensional, cuyo factor positivo se espera describa un estilo más funcional y adaptativo de la sensibilidad, se ha revisado en esta investigación el constructo de empatía, asumiéndose como la variable más relacionada. Entre los modelos teóricos que describen la empatía, el enfoque multidimensional propuesto por Davis (1980) es el más apropiado como marco referencial de la nueva dimensión positiva de la sensibilidad emocional. En este sentido, el autor construyó el Índice de Reactividad Interpersonal (IRI- Davis, 1980), el cual mide cuatro diferentes dimensiones que representan las esferas cognitiva y emocional de la empatía. Específicamente, la escala de preocupación empática (EC-Empathic Concern Scale) mide sentimientos «exocéntricos» de comprensión y preocupación por personas desafortunadas, y se ha considerado teóricamente la dimensión más relacionada con la sensibilidad emocional positiva.

A pesar de la congruencia del constructo, se identificaron dos limitaciones básicas en la escala de preocupación empática. En primer lugar, está compuesta sólo por siete ítems, proveyendo de pocos descriptores para todas las posibles reacciones emocionales exocéntricas de un individuo (p. ej., Kline, 1993). En segundo lugar, sus ítems fueron tanto extraídos de escalas existentes, como escritos por el autor siguiendo su propio punto de vista del constructo. Esto podría no estar considerando las auténticas reacciones de la gente en situaciones naturales, tal vez introduciendo sesgo en la medición del concepto.

En resumen, la necesidad de una medida válida y confiable de la responsividad emocional de los individuos, que supere las limitaciones psicométricas halladas en las escalas N, junto con la presunción de que la sensibilidad emocional es una variable bidimensional, llevó a la construcción de la Escala de Sensibilidad Emocional (ESE). El constructo de sensibilidad emocional explicaría no sólo la esfera negativa de la responsividad emocional, sino también un estilo más adaptativo y positivo de la sensibilidad.

La escala se construyó originalmente en inglés con población británica (Emotional Sensitivity Scale – ESS; Guarino, 2004), resultando en dos dimensiones completamente ortogonales denominadas sensibilidad egocéntrica negativa y sensibilidad interpersonal positiva (Guarino, 2004). Sin embargo, con el propósito de desarrollar estudios transculturales, se condujeron análisis factoriales y de validación con una muestra de hispanoparlantes, cuyos resultados se muestran en este trabajo.

Método

Participantes

Participaron en el estudio 419 estudiantes del ciclo básico de la Universidad Simón Bolívar (Venezuela), 133 (32.2%) mujeres (M= 17.42, DT= 1.28) y 280 (67.8%) hombres (M= 17.64, DT= 1.47). Seis de los participantes no informaron de su edad y género, quedando la muestra válida final en 413 participantes.

Procedimiento

El pool original de 81 ítems de la versión inglesa de la ESS (Guarino, 2004) fue traducida y adaptada al español y posteriormente retraducido al inglés por dos investigadores independientes. Una vez resueltas las diferencias y discrepancias se generó la versión final en español, usando un formato de respuesta de selección binaria (verdadero - falso). Una vez recibidos los permisos de las diferentes instancias universitarias para administrar los instrumentos, los estudiantes procedieron a completar el ESE en forma voluntaria, en las mismas aulas de clase y en sus horarios regulares de actividades, junto con otros cuestionarios que formaron parte del estudio de validación.

Resultados

Análisis factorial exploratorio

Se desarrolló un análisis de frecuencias de los ítems para eliminar aquellos sesgados y con distribución asimétrica, reduciéndose la versión a 63 ítems, los cuales fueron sometidos a AFE usando el método de componentes principales del SPSS v. 10. Inicialmente, el scree test de Cattell (1966) mostró cuatro factores (dos de mayor magnitud y dos menores), aunque de ellos sólo tres alcanzaron autovalores por encima de 2. Asumiendo la independencia de las dimensiones y la estructura factorial de la escala original en inglés, se ejecutaron soluciones terminales de dos y tres factores usando la rotación ortogonal Varimax y 0.30 como criterio de saturación de los ítems.

La solución terminal de dos factores resultó algo diferente a la versión original en inglés, dado que a pesar de que el primer factor replicó casi idénticamente a la sensibilidad egocéntrica negativa, el segundo factor agrupó ítems que describían conductas de distanciamiento y evitación de las reacciones emocionales de los otros, dimensión ésta diferente a la sensibilidad interpersonal positiva descrita con el instrumento original.

La solución terminal de tres factores mostró que 24 ítems saturaron en el factor 1, 10 en el factor 2, y 13 ítems en el factor 3. Dos de los ítems en el factor 1 mostraron saturación similar en los factores 2 y 3, por lo que fueron eliminados. El resto de los ítems de este factor estuvieron referidos a emociones y sentimientos negativos orientados hacia sí mismo (egocéntricos). Los ítems del segundo factor describieron la tendencia a evitar y mantener a distancia las reacciones emocionales de otros individuos, así como la tendencia a no involucrarse con las emociones negativas de los otros. Finalmente, los ítems del tercer factor se refirieron a la habilidad de percibir y reconocer los estados emocionales de los otros, así como a la tendencia en mostrar compasión por aquellos que se encuentran en circunstancias difíciles, replicando muy cercanamente la dimensión de sensibilidad interpersonal positiva descrita en la versión sajona del ESE (Guarino, 2004). Esta estructura factorial de 45 ítems mostró ser psicométricamente más adecuada y consistente que la anterior, por lo que se asumió como definitiva para la escala hispana, constituida como sigue:

Factor 1: Sensibilidad Egocéntrica Negativa —SEN— (22 ítems).

Factor 2: Distanciamiento Emocional - DE (10 ítems).

Factor 3: Sensibilidad Interpersonal Positiva —SIP— (13 ítems).

La diferencia más resaltante entre las versiones en inglés y en español es que mientras la primera evalúa sólo dos dimensiones de la sensibilidad emocional, la escala hispana incluye una dimensión adicional de la sensibilidad que no había aparecido en la muestra de participantes británicos. La Tabla 1 muestra los ítems de la escala con sus respectivos pesos factoriales.

Con el propósito de verificar posibles diferencias en la estructura de la escala debido al género, se condujeron análisis factoriales para cada uno usando la solución terminal de tres factores. La varianza explicada para cada factor no mostró alteraciones con respecto a las observadas para la muestra total y los ítems se agruparon en los mismos factores.

Análisis de fiabilidad e intercorrelaciones entre factores

Los índices de consistencia interna (alfa de Cronbach) fueron bastante aceptables para los tres factores, aunque para la escala SEN resultaron de mayor magnitud (SEN= .824; DE= .742; SIP= .710, respectivamente). El análisis test-retest, con un intervalo de 8 semanas entre la primera y segunda aplicación del instrumento (N= 237; 159 hombres y 76 mujeres), también mostró coeficientes bastante aceptables para las tres escalas, indicando así estabilidad en las medidas de sensibilidad emocional (SEN= 0.718; DE= 0.666; SIP= 0.648; p>0.001).

Para el análisis de las intercorrelaciones entre las dimensiones del ESE, se calcularon correlaciones bivariadas de Pearson. Los resultados indicaron que las dimensiones positiva (SIP) y negativa (SEN) de la sensibilidad son independientes y ortogonales (r= 0.002), replicando los resultados obtenidos con la escala anglosajona. Sin embargo, la dimensión de distanciamiento emocional (DE) resultó positivamente asociada a la sensibilidad negativa (r= 0.316, p<0.01) e inversamente correlacionada con la sensibilidad positiva (r= -0.254, p<0.01). Los coeficientes de determinación indican que para ambas correlaciones significativas, la varianza compartida no alcanza más del 10%, por lo que puede asumirse una fuerte independencia entre las dimensiones.

Análisis factorial confirmatorio

Se llevó a cabo un AFC del modelo de tres factores usando el EQS (Bentler, 1995), y posteriormente se comparó con el modelo de dos factores simulando la estructura de la escala original en inglés. Los parámetros del modelo fueron estimados siguiendo el criterio de máxima verosimilitud y se analizaron los siguientes estadísticos: χ2, CFI, NNFI, GFI, AGFI y el RMSEA. En el caso del χ2/gl se consideran aceptables valores por debajo de 4; en el caso del CFI, GFI y NNFI por encima de 0.90 (Bentler, 1995; Byrne, 1994); y en el caso del RMSEA se esperan valores entre 0.05 y 0.08 (Browne y Cudeck, 1993). La Tabla 2 muestra los resultados del AFC comparando los modelos de dos y tres factores.

Los índices de bondad del ajuste claramente mostraron que los datos se ajustaron mucho mejor al modelo de tres factores que al de dos factores, y los valores de los estadísticos apoyaron la existencia de tres factores o dimensiones para la versión hispana del ESE. La diferencia en el estadístico chi-cuadrado también mostró que el modelo de tres factores tuvo un ajuste significativamente mejor que el modelo de dos factores (∆χ2(1)= 145.244 p≤0.001).

Validez concurrente

Se evaluaron las asociaciones de las tres dimensiones del ESE con cuestionarios que miden constructos relacionados, usando las escalas de rumiación e inhibición emocional del ECQ (Roger y Nesshoever, 1987; Roger y Najarian, 1989) y las escalas de preocupación empática (EC) y distrés personal (PD) del IRI (Davis, 1980). Las adaptaciones de las escalas EC y PD realizadas en esta investigación muestran una alta correspondencia con las versiones al español propuestas por Pérez-Albéniz et al. (2003). Se calcularon correlaciones bivariadas usando la r de Pearson y los resultados se muestran en la Tabla 3.

Tal como se esperaba, la dimensión de sensibilidad negativa (SEN) correlacionó positivamente con las escalas de rumiación y distrés personal. Las correlaciones con inhibición emocional y preocupación empática también fueron significativas, pero en una menor magnitud. Las correlaciones entre distanciamiento emocional y el resto de las variables también coinciden con lo esperado. Específicamente, DE se asoció positivamente con rumiación, inhibición emocional y distrés personal, e inversamente con la preocupación empática. Finalmente, la sensibilidad positiva (SIP) mostró una correlación no significativa con las escalas de rumiación y distrés personal, mientras que correlacionó fuertemente y en forma positiva con la preocupación empática, como se esperaba. La correlación con la escala de inhibición emocional resultó significativamente negativa, también como se esperaba.

Discusión

Esta investigación pretende proponer un nuevo instrumento para evaluar la sensibilidad emocional. El constructo de sensibilidad emocional se propone como una alternativa teórica al concepto de neuroticismo, que permite superar sus limitaciones, fundamentalmente a la hora de medir la reactividad emocional y evaluar su implicación en la relación estrés-enfermedad. Así, la sensibilidad emocional evalúa no sólo la disposición a experimentar intensas emociones negativas frente a las demandas ambientales, tal como se concebía el neuroticismo, sino también permite una aproximación a la evaluación de emociones más positivas y adaptativas de los individuos, fundamentalmente en su interacción con otros. De hecho, las dimensiones de sensibilidad emocional positiva y negativa, medidas con la escala inglesa ESS, ya han demostrado relacionarse en forma significativa con índices de salud y adaptación en estudiantes universitarios británicos (Guarino, 2004; Guarino y Roger, 2001; Guarino, Roger y Olason, 2001; Roger, Guarino y Olason, 2000). Los resultados de las diversas soluciones terminales del AF indicaron que esta versión hispana está conformada por tres factores, en lugar de los dos factores obtenidos con la versión en inglés (Guarino, 2004). Específicamente, las dimensiones positiva y negativa de la sensibilidad emocional se replican casi idénticamente; sin embargo, para la población hispana una nueva dimensión de la sensibilidad emocional surgió como resultado del análisis. Así, el distanciamiento emocional surge como un factor que describe la tendencia de los individuos a no involucrarse con la emocionalidad de los otros y a evitar principalmente las reacciones emocionales negativas de otros, manteniéndose alejado de ellas. A este nivel de la investigación no se tiene clara la naturaleza de esta característica personal, sin embargo, pareciera describir un estilo marcadamente individualista de personalidad, que contiene algunos elementos de emocionalidad negativa, tal como resultó del estudio de validez concurrente. Estos hallazgos obligan a continuar la investigación sobre esta escala, principalmente las implicaciones que el distanciamiento emocional pueda tener sobre el ajuste psicosocial y competencias sociales de los individuos.

Por otro lado, el AFC permitió confirmar la estructura de tres factores para la versión hispana, aunque se sugiere continuar la investigación acerca de la validación de la escala, usando muestras con características sociodemográficas diferentes (p. ej., edad, estatus laboral).

Los resultados del estudio de validez concurrente coincidieron con lo esperado, en tanto la escala SEN (sensibilidad negativa) correlacionó positivamente con escalas que miden emocionalidad negativa, mientras que la escala SIP (sensibilidad positiva) se asoció inversamente con este tipo de medidas y positivamente con la escala de empatía. Sin embargo, merece especial atención la nueva dimensión de distanciamiento emocional, dado que su asociación directa con indicadores de emocionalidad negativa, así como su correlación inversa con los puntajes de empatía, indican que la dimensión comparte aspectos o características de un estilo emocional negativo, que se manifiesta en la tendencia de los individuos a evitar las reacciones emocionales negativas de otros y a no involucrarse con aquellos que estén experimentando circunstancias adversas. Podría suponerse que a tal disposición de evitar las reacciones emocionales de los otros, subyace el temor a experimentar el mismo distrés que experimentan sus congéneres, o tal vez se explica por la incapacidad de aquellos de brindar soporte y ayuda a los necesitados. Esta última suposición explicaría la correlación negativa con la dimensión de sensibilidad interpersonal positiva, la cual es un correlato de la esfera emocional de la empatía. Lo anterior puede ser meramente especulativo en esta etapa de la investigación, pero lo que sí parece claro es que la escala distanciamiento emocional mide una clase de estilo de afrontamiento de evitación, describiendo disposiciones conductuales y creencias específicas adoptadas por algunos individuos frente a las reacciones emocionales de los otros. Se requiere, por lo tanto, continuar la investigación sobre esta escala, evaluando su posible asociación con escalas de afrontamiento de evitación. De hecho, hallazgos previos ya han confirmado relaciones en este sentido (Bolger, 1990; Chico Librán, 2002; Deary, Blenkin, Agius, Endler, Zealley y Wood, 1996; Endler y Parker, 1990; McCrae y Costa, 1986; Parkes, 1986; 1990; Olason y Roger, 2001).

La siguiente etapa de la investigación debería ser la evaluación de la validez predictiva de la escala ESE en el contexto del estrés y la salud, específicamente su capacidad para explicar los cambios en el estatus de salud de individuos sometidos a períodos de alta demanda psicológica o estrés.

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