La importancia de la percepción visual en la interacción con el medio ha contribuido al desarrollo de la investigación sobre las funciones implicadas en la percepción y representación mental de objetos y patrones presentados visualmente y a considerar al sistema visual como el más importante y primario, y al háptico, como un sistema de procesamiento secundario, subsidiario del visual. No es extraño, por tanto, que el número de investigaciones sobre el tacto haya sido muy inferior al de la visión. A pesar de esto, el progreso realizado en el tacto durante los quince últimos años ha sido muy importante (ver, Heller y Schiff, 1991). La investigación en percepción háptica no es un tema nuevo en Psicología, y mucho menos en Filosofía y otras disciplinas como la Psicofísica o la Psicología Clínica.
En la clínica se ha observado desde antiguo la existencia de ilusiones hápticas importantes como resultado de lesión cerebral. Es el caso del miembro fantasma que después de haber sido amputado el paciente sigue sintiendo dolor en esa parte de su cuerpo (Ballesteros. 1980). En Filosofía destaca la carta de Diderot, aparecida en 1749, en la que destaca la buena percepción del ciego congénito y proporciona una explicación de la influencia que tiene la experiencia y el aprendizaje en la percepción (ver Heller, 1991). Sin embargo, los verdaderos pioneros por la influencia que sus ideas han ejercido en el estudio actual del tacto han sido Katz. Révész y más recientemente. Gibson.
Estudios actuales sobre la capacidad del sistema háptico
para reconocer objetos (Klatzky, Lederman y Metzler, 1985) han mostrado una
precisión de cerca del 100% cuando se trata de percibir hapticamente
objetos tridimensionales familiares. Otros estudios actuales han mostrado que
la percepción háptica permite aprehender otras características
importantes de los objetos como son la textura, la dureza, rugosidad, forma,
tamaño, ect. (Klatzky, Lederman y Metzler.1985: Klatzky, Lederman y Reed,
1987. 1989: Heller,1989: Lederman y Klatzky, 1990: Millar, 1978, 1986). A la
vez que permite procesar información no subministrada por otros sistemas
perceptivos (p.e. la temperatura). Una muestra del interés por el estudio
de las verdaderas capacidades del sistema del tacto es la reciente publicación
de obras como "The Psychology of Touch" (Heller y Schiff. 1991) y la
publicación de la obra de Katz (1925). "The World of Touch" (editado
y traducido por Krueger, 1989).
En este trabajo se define lo que se entiende por percepción
háptica, proceso diferente y más completo que la percepción
táctil v kinestésica y se consideran las aportaciones de tres
grandes pioneros en el campo: Katz, Révész y Gibson. Un aspecto
de una gran importancia teórica en percepción háptica consiste
en determinar el papel que desempeña la actividad voluntaria y
el movimiento, de aquí que el primer objetivo de este trabajo
consista en destacar las propiedades y ventajas del tacto activo. Un objetivo
no menos importante consiste en poner de manifiesto la capacidad de la mano
considerada como "un sistema experto", especialmente cualificado para procesar
numerosas dimensiones estimulares que nos proporcionan importante información
sobre el mundo. Se consideran también ciertos heurísticos, conocidos
como movimientos exploratorios, destinados a la codificación efectiva
de las diferentes dimensiones del material estimular presentado. La tesis defendida
es que existe suficiente apoyo experimental para proponer que percepción
háptica no es un tipo de percepción secundaria e inferior, subsidaria
de la percepción visual, sino que se subministra importante información
sobre el mundo cuando la tarea a realizar resulta adecuada. No se trata aquí
la investigación sobre sistemas de sustitución sensorial cuyo
objetivo principal ha consistido en proporcionar a los sujetos invidentes información
"visual" haciendo uso de la piel y de sus receptores cutáneos
como sistema receptor (Bliss, 1971; Bach y Rita, 1972).
DISTINCIONES TERMINOLÓGICAS: PERCEPCIÓN TÁCTIL,
KINESTÉSICA Y HÁPTICA
Tradicionalmente se ha diferenciado entre tres modos de procesar la información sobre objetos y patrones realzados aprehendida a través del sentido del tacto. Estos tres modos son: Percepción táctil, kinestésica y háptica.
La percepción táctil hace referencia a
la información adquirida exclusivamente a través del sentido cutáneo,
cuando el perceptor adopta una postura estática que se mantiene a lo
largo de todo el tiempo que dura el procesamiento de la estimulación.
La percepción kinestésica se refiere a
la información proporcionada por los músculos y tendones. Ejemplos
de este tipo de percepción son aquellos en los que se ha eliminado cualquier
información adquirida a través del sentido cutáneo mediante
anestesia, o cuando se cubre el dedo o la mano con algún tipo de material
que impide que las sensaciones adquiridas a través de la piel sean captadas
por el sujeto.
Finalmente, se habla de percepción háptica
cuando ambos componentes, el táctil y el kinestésico, se combinan
para proporcionar al perceptor información válida acerca de los
objetos del mundo. Esta es la forma habitual de percibir los objetos de nuestro
entorno cuando utilizamos el sentido del tacto de una manera propositiva, esto
es, de forma activa y voluntaria. Limitaremos, por tanto, la definición
de percepción háptica a la percepción de la información
obtenida exclusivamente a través del uso activo de manos y dedos, excluyendo
toda receptividad pasiva de la estimulación suministrada directamente
en la mano del perceptor (Gibson, 1966; Katz, 1925; Loomis y Lederman, 1986).
APORTACIONES DE KATZ, REVESZ Y GIBSON AL ESTUDIO DE LA PERCEPCIÓN
HÁPTICA
La obra pionera de Katz (1884-1953) sobre el tacto ha ejercido
una enorme influencia en trabajos posteriores a pesar de que su trabajo más
importante "Der Aufban der Tastwelt" (El Mundo del Tacto) publicado en
alemán en 1925 fuera poco conocido hasta la aparición de unos
sumarios en inglés sobre el mismo (Krueger, 1970; 1982). y sobre todo,
hasta la publicación de la obra completa en inglés (Krueger. 1989).
Katz, contemporáneo de la Gestalt, no fue un gestaltista ya que mientras los psicólogos de la Gestalt se dedicaron al estudio de la forma y la figura (macroestructura, en términos de Katz), éste se interesó principalmente por el estudio de la textura y la dureza de las superficies de los objetos (lo que Katz llama microestructura). Este fenomenólogo, en el sentido más estricto del término, afirmaba que el psicólogo debe evitar tanto el sesgo físico como el filosófico para observar los fenómenos puros de la manera en que se presentan. Su postura coincide con la de Gibson al considerar la enorme importancia que adquiere el movimiento voluntario de los dedos cuando tratan de percibir hápticamente un objeto.
Las demostraciones y experiencias de Katz fueron realizadas
en la vida real v mostraron la importancia y calidad de la discriminación
háptica. Aunque hoy no podamos considerar su método como verdadero
método experimental (se limitó a utilizar materiales existentes
y no manipuló las variables independientes, utilizó un número
muy reducido de sujetos, etc.), sus observaciones son, sin embargo, muy importantes.
Entre ellas, cabe destacar su trabajo sobre la precisión del preceptor
háptico cuando se trata de discriminar la textura de diferentes superficies
siempre que exista un movimiento de rotación entre la mano y la superficie
a explorar. El tacto activo y propositivo por parte del sujeto representa
un canal de información de primer orden que subministra conocimiento
preciso sobre la textura y dureza de las diferentes superficies.
Katz encontró que el tacto sobrepasa a la visión a la hora de juzgar el grosor del papel y en la detección de vibraciones. De sus observaciones se desprende que los dedos son más sensibles a las propiedades de la substancia (dureza, textura) que a las propiedades de la forma (forma, tamaño). Estas observaciones han sido comprobadas experimentalmente (p.e. Millar, 1978, Klatzky. Lederman y Reed, 1987) encontrando que la textura y la dureza son atributos que resultan más salientes para el sentido háptico que para el sentido visual. A partir de estos resultados se puede concluir que cada sistema perceptivo está más preparado para la codificación de determinadas propiedades de los objetos. Mientras la visión está preparada para la codificación de la forma y el tamaño de los objetos, el sistema háptico está especializado en la codificación de propiedades de la substancia como dureza v textura. Existe además un cierto número de propiedades que constituyen el mundo externo que difícilmente se pueden percibir a través de otro sistema perceptivo que no sea el háptico, como es el caso de propiedades como la temperatura, el peso y la dureza de los objetos (Klatzky y Lederman, 1987). Otros estudios que han comparado la visión con el tacto en la percepción de la rugosidad han encontrado que el tacto sobrepasa a la visión en la percepción de esta propiedad de la superficie de los objetos (Heller, 1989; Lederman, Thorne y Jones, 1986).
Révész (1950), realizó también
importantes contribuciones en "Psychology and Art of the Blind". En esta
obra estudió las descripciones introspectivas del espacio táctil
en las representaciones artísticas de sujetos ciegos defendiendo que
el sistema háptico es independiente del visual y se rifle por sus propias
leyes a pesar de que parezca que se encuentra dominado por aquel en situaciones
en las que ambos sentidos funcionan de manera concurrente. Este investigador
observó que mientras el sistema visual actúa de manera simultánea,
el háptico tiene que integrar la información que ha ido adquiriendo
de manera sucesiva lo que supone una limitación importante porque para
captar la misma cantidad de información se necesita un tiempo mucho mayor,
con la consiguiente sobrecarga de memoria.
La posición de Révész acerca de las cualidades del sistema háptico fue compartida por Gibson (1966), quien consideró que las leyes que gobiernan los distintos tipos de percepciones son las mismas, no existiendo reglas específicas de cada modalidad sensorial. Según Gibson, todos los sistemas perceptivos deben extraer la invarianza existente en la estimulación presente en el ambiente que rodea al individuo.
El sistema háptico se ha solido considerar como un sistema de segundo nivel, siempre supeditado al sistema visual cuando el mismo objeto es percibido simultáneamente a través de ambos sentidos. El trabajo de estos tres pioneros ha influido en investigadores actuales que han comenzado a estudiar las posibilidades reales del sistema háptico. Sus observaciones y experimentos han contribuido a poner de manifiesto una serie de fenómenos importantes relacionados con las verdaderas capacidades del sistema háptico, que no son en absoluto inferiores a las del sistema visual.
Tanto Katz (1925) como Gibson (1962) han defendido la precisión y rapidez del sistema para la percepción del espacio. A través de toda la obra de Katz pueden apreciarse las importantes cualidades aprehendidas a través del sentido del tacto y la enorme riqueza del estímulo háptico que puede informar al perceptor sobre objetos, superficies, temperaturas, substancias y eventos, por lo que el tacto debe ocupar un papel importante en el mundo perceptivo.
Katz y Gibson, el primero desde su posición fenomenológica, y el segundo, desde la psicología ecológica, han destacado la importancia de los invariantes de orden superior en la percepción de los objetos y su carácter global (en tiempo y en espacio), mostrando abiertamente su postura contraria al atomismo de su época. La mano es el verdadero órgano del tacto y no los receptores estudiados por los psicofisiólogos.
Katz criticó la investigación anterior por utilizar estímulos estacionarios que, según él no eran estímulos apropiados para el sentido del tacto.
IMPORTANCIA DEL MOVIMIENTO EN LA EXPLORACIÓN HÁPTICA
Para comprender el sistema háptico es importante conocer
cómo la manipulación de objetos conduce a la percepción
de los mismos. El papel de la intencionalidad y del movimiento en percepción
es un tema sujeto a controversia ya que mientras algunos investigadores defienden
que lo importante está en la información, ya sea adquirida de
modo activo o pasivo (Magee y Kennedy, 1980), la mayoria destacan la importancia
del tacto activo en el procesamiento de la información háptica
(Appelle, 1991: Gibson, 1962; Heller. Rogers y Perry, 1989).
El tacto activo se considera más como un procedimiento
exploratorio que como un sentido receptivo (Gibson, 1962). Cuando tratamos de
obtener información a través del sentido háptico, movemos
los dedos con un propósito determinado y realizamos movimientos adecuados
a la información que deseamos extraer. Este modo de proceder realza algunas
características de los estímulos a la vez que oscurece otras.
Aunque las personas dotadas de visión perciben a través del tacto
activo importantes propiedades de los objetos, esta forma de percepción
es mucho más importante para los invidentes porque al carecer de visión
se basan de manera preferente en el tacto para obtener información e
interactuar con el medio.
A pesar de la importancia de la percepción háptica,
sólo muy recientemente se ha empezado a considerar la mano y sus componentes,
los dedos, como verdaderos órganos receptores. Antes sólo interesaba
el estudio de la sensibilidad de la piel aplicando la estimulación de
manera pasiva sobre distintas zonas de la misma al considerar los receptores
cutáneos como elementos receptores más importantes. En la percepción
háptica (tacto activo) se combinan la información tactil y kinestésica
para proporcionar al perceptor una información más completa de
los objetos de su medio siempre que mueva los dedos con un propósito
determinado. Por el contrario, en el tacto pasivo los componentes kinestésicos
están ausentes, consistiendo la percepción resultante en la pura
recepción de estimulación por parte de un perceptor pasivo en
una situación estática.
Un ejemplo claro de la importancia del tacto activo lo tenemos
en el estudio de Gibson (1962) cuando pidió a los sujetos con los ojos
tapados que reconocieran formas bidimensionales sencillas de 2,5 cms de diámetro
bajo tres condiciones experimentales diferentes: (1) tacto pasivo estático
(las formas se presionaron sobre la palma de la mano que permaneció estática):
(2) tacto pasivo secuencial (las formas se movieron hacia un lado v otro mientras
se presionaron contra la palma de la mano); y (3) tacto activo (los sujetos
exploraron libremente las formas). La precisión de las tres condiciones
experimentales fue de 49 %, 72% y 95%, respectivamente. A la vista de estos
resultados, señaló que el tacto activo era más eficiente
que el tacto pasivo. Sin embargo, la ventaja observada en la condición
de tacto activo pudo deberse a la mayor agudeza de los dedos que la palma de
la mano v no únicamente al movimiento (Heller, 1984; Loomis y Lederman,
1986). Los resultados de Gibson han sido replicados total o parcialmente en
varias ocasiones (véase, por ejemplo, Cronin, 1977; Heller, 1980; Heller,
1984; Heller y Myer, 1983; Schwartz, Perey y Azulay, 1975). Los resultados anteriores
contrastan con los obtenidos por Magee y Kennedy (1980) que apuntan a los efectos
beneficiosos que pueden obtenerse cuando el profesor de ciegos guia su mano
durante la exploración háptica de patrones realzados. Magee y
Kennedy (1980) pidieron a los sujetos con los ojos tapados que identificaran
ocho dibujos de objetos usuales consistentes en lineas realzadas (de unos 15
cms de lado) bajo dos modalidades diferentes: (1) el experimentador trazó
con la yema del dedo de la mano referida del sujeto el contorno de la figura;
(2) los sujetos exploraron activamente las figuras. Contra lo que cabía
esperar, el primer grupo superó en precisión al segundo por lo
que concluyeron que el tacto pasivo producía mejor identificación
que el tacto activo. En un nuevo experimento, en una condición se mantuvo
estacionario el dedo índice del sujeto mientras el patrón se movía
debajo de la yema del dedo (percepción cutánea únicamente)
mientras en la otra el experimentador movió pasivamente el dedo del sujeto
alrededor del dibujo que carecía de líneas realzadas (percepción
kinestésica). La percepción kinestésica fue mucho mejor
que la cutánea, lo que parece mostrar la predominancia de la información
proviniente del movimiento de la mano. Magee y Kennedy concluyeron que la kinestesia
pasiva constituye la fuente más importante de información,
atribuyendo la peor actuación del grupo que pudo controlar sus movimientos
a que estos sujetos experimentaban una confusión entre la planificación
y la realización del movimiento y les resultaba difícil separar
en la memoria los movimientos ejecutados de los todavía no ejecutados.
Aunque en la actualidad la mayor parte de los resultados experimentales apuntan a la ventaja del tacto activo frente al pasivo, este punto merece ser objeto de una investigación en profundidad debido a la importancia que puede tener de cara a la aplicación práctica en la educación y entrenamiento de los sujetos invidentes.
LA MANO COMO SISTEMA EXPERTO: IMPORTANCIA DE LOS MOVIMIENTOS
EXPLORATORIOS EN EL PROCESAMIENTO HÁPTICO
De la misma manera que el ojo es el verdadero órgano de la percepción visual, la mano lo es de la percepción háptica y no los receptores cutáneos como antes se creía. Para una completa información sobre la sensibilidad cutánea a nivel del sentido del tacto, de los sentidos de la temperatura y del dolor cutáneo, véase Sherric y Cholewiak (1986).
Las discrepancias obtenidas en estudios experimentales en los
que se pide a los sujetos que identifiquen objetos representados a través
de patrones de líneas realzadas y aquellos en los que los objetos a identificar
son objetos reales en tres dimensiones (precisión próxima al 100%
en sólo 2 segundos) han hecho que Klatzky y Lederman (1987) hayan propuesto
la existencia de dos subsistemas hápticos: (1) Un subsistema sensorial
que cuenta con receptores cutáneos, termales y kinestésicos, y
(2) un subsistema motor cuya misión consiste en manipular activamente
los objetos existentes en el mundo real. La mala actuación con dibujos
de líneas realzadas que representan objetos reales cuyas características
se encuentran simplificadas y reducidas a dos dimensiones lo que en la realidad
son tres se debe a que estos estímulos sólo activan una parte
del sistema sensorial mientras que cuando perciben objetos tridimensionales
entra además en funcionamiento el subsistema motor, realzando todavía
más el funcionamiento del sistema sensorial y consiguiendo niveles superiores
de actuación (Ballesteros, Reales y Manga, en preparación). Este
razonamiento les lleva a proponer que si la mano es capaz de utilizar con éxito
sus capacidades motoras para facilitar sus funciones perceptivas y cognitivas,
los movimientos de las manos variarán con el tipo de información
que deba ser procesada hapticamente. Katz (1925) ya había observado que
existían importantes relaciones entre los movimientos manuales y la extracción
de ciertas propiedades de los objetos cuando señaló que la percepción
de la suavidad y la rugosidad de una superficie no podía percibirse cuando
la mano descansaba sobre dicha superficie sino cuando se movía sobre
ella. Más recientemente los psicólogos rusos Zinchenko y Lomov
(1960), interesados en el estudio de las semejanzas existentes entre visión
y tacto, han proporcionado una descripción bastante abstracta de la percepción
háptica distinguido entre micromociones, destinadas a mantener
un nivel de estimulación en los receptores, y rnacromociones,
realizadas con el fin de adquirir información sobre los objetos comprendiendo
movimientos de orientación del objeto y la manipulación del mismo.
En el mismo sentido, Davidson y colaboradores (Davidson, 1972, 1986: Davidson
y Whitson, 1974) consideran el tacto exploratorio como el mecanismo a través
del cual se seleccionan los atributos de los objetos y se codifican dichos atributos
en la memoria del sujeto. La observación de la forma en que los sujetos
exploraban hápticamente en una tarea de percepción de la curvatura
mostró que éstos utilizaban cinco estratégias de exploración
diferentes (pellizcar, asir, deslizar el dedo por encima, extender y trazar),
existiendo una relación funcional entre la estrategia exploratoria de
"asir" y, la precisión en los juicios sobre la curvatura. Mediante esta
estrategia dos o tres dedos de la mano tocaban simultáneamente dos o
tres puntos de la curva centrando la atención háptica en el aspecto
del estímulo que especifica el atributo relevante a percibir, a la vez
que sirve de función de decodificación al permitir la aprehensión
simultánea de diferentes partes del estímulo. El resto de las
estrategias resultaron ser menos efectivas.
Estos movimientos exploratorios propositivos se han denominado
procedimientos exploratorios (PE). Los PE no son otra cosa que ciertos
patrones de movimientos estereotipados consistentes en ciertas características
fijas y, de otras bastante consistentes. La Tabla 1, adaptada de Klatzky y,
Lederman (1987), muestra las relaciones entre el conocimiento acerca de los
dimensiones estimulares a percibir mediante la exploración háptica
y, los procedimientos exploratorios (PE) realizados por el sujeto.
Los PE que se realizan para extraer información sobre
la estructura de los objetos son: (1) "Mantenimiento sin soporte" es
el utilizado para obtener información sobre el peso de un objeto y consiste
en levantar el objeto con la mano estirada sin realizar ningún intento
de rodear el objeto con la mano: (2) "Encerramiento" se utiliza para
obtener información sobre la forma global o el volumen del objeto. En
este procedimiento la mano contacta simultáneamente con la mayor parte
posible del objeto. Paralelamente puede observarse un esfuerzo por adaptar la
mano a la forma del objeto: (3) "Seguimiento del contorno del objeto''
que se utiliza para aprehender la forma exacta del objeto y su volumen supone
una actividad dinámica en todo momento, realizando un movimiento suave
que no se repite. Cuando el sujeto termina de explorar un segmento del objeto,
se para y cambia de dirección. Este movimiento no se realiza cuando se
trata de explorar superficies homogéneas.
Los movimientos exploratorios relacionados con la extracción
de propiedades relacionadas con la sustancia de los objetos son los siguientes:
(1) "Moción lateral" se utiliza para la percepción de la
textura de un objeto y se manifiesta mediante movimientos de roce entre la yema
del dedo y la superficie del objeto. El sujeto suele rozar los dedos deprisa
en ambas direcciones explorando únicamente una pequeña superficie
del objeto: (2) "Presión" se utiliza para detectar la dureza de
un objeto y se realiza aplicando una fuerza sobre un punto concreto de la superficie
mientras el resto del objeto permanece estable: (3) "Contacto estático"
se utiliza para conocer la temperatura de un objeto. En este caso, una mano
reposa de manera pasiva sobre el objeto sin hacer ninguna intención de
rodear o adaptar la mano al contorno del objeto.
Los PE preferidos por los sujetos durante la exploración
libre son aquellos que sirven para conseguir información sobre los objetos
de una manera óptima, o incluso, son necesarios, para realizar la tarea
de comparación con el estímulo-muestra. Lederman y Klatzky (1987)
han mostrado además que la forma de proceder en la exploración
háptica va del procedimiento más general al más especializado.
Por ejemplo, una forma normal de empezar la exploración háptica
consiste en empezar encerrando el objeto en la mano. La información obtenida
de esta manera se puede utilizar para guiar la exploración posterior.
Si se ha detectado una dimensión del objeto saliente, a continuación
se realiza el movimiento exploratorio más adecuado para aprender dicha
información.
En la actualidad estamos estudiando la capacidad del sistema
háptico para detectar la simetría de patrones de lineas realzadas
y de objetos de madera tridimensionales no familiares (Ballesteros y Reales,
1992; Ballesteros, Manga y Reales, entregado para publicación) y hemos
encontrado que la sensibilidad del sistema es más que moderada (d's TDS,
alrededor de 1.5) con diferentes materiales y tiempos de exploración.
El resultado más significativo, sin embargo, es que la precisión
del sistema es significativamente superior en la detección de patrones
asimétricos (80 % correcto) que simétricos (60 % correcto) lo
que contrasta con la información que tenemos sobre el sistema visual
(Ballesteros y Cooper, 1992). Esperamos que la instalación en nuestro
laboratorio de una videocamára y un monitor de TV nos permita una recogida
minuciosa de los tipos de movimientos manuales realizados durante la percepción
de esta propiedad de orden superior de la forma y podamos así explicar
este fenómeno.
CONCLUSIONES
La principal conclusión es que el sistema háptico
es más eficiente de lo que se creía. Como sugiere Heller (1992),
la ventaja que se ha solido encontrar a favor de la visión cuando se
han comparado ambos sistemas puede deberse, en parte, a que las condiciones
en las que se ha puesto a prueba el sistema háptico no han sido las óptimas
mientras que cuando se prueba la percepción visual se intenta hacerlo
en las condiciones más ventajosas de funcionamiento del sistema. La desventaja
atribuida al sistema háptico (Cashdan, 1968; Lobb, 1965; Worchel, 1951;
etc) puede deberse a que se le ha puesto a prueba utilizando estímulos
empobrecidos, no representativos desde el punto de vista ecológico, o
no se han tenido en cuenta las características propias de este sistema
(aprehensión de la información secuencial, limitaciones de la
memoria, capacidad del canal háptico, etc.). Debido a la capacidad del
sistema háptico para aprender un gran número de atributos de los
objetos hace necesario considerarle como un sistema independiente del sistema
visual. Heller (1992) pide cautela al interpretar los estudios que utilizan
distintas modalidades perceptivas (sobre todo visión y tacto) porque
es injusto comparar los resultados encontrados bajo condiciones óptimas
de visión con condiciones inadecuadas para el tacto.
Klatzky y Lederman (1987) y Lederman y Klatzky (1987) han defendido un modelo de procesamiento háptico directo, no mediado por la imagen visual que es sumamente sugerente. El modelo asume que el sistema háptico posee sus propios canales de codificación y sus procesos. Este sistema es multidimensional y puede computar diferentes atributos relacionados con la sustancia del objeto, su estructura y su función.
Es deseable que aumente el número de estudios sobre las capacidades reales del sistema háptico por la importancia que tiene esta forma de procesar y almacenar la información para personas con visión normal, pero sobre todo para los invidentes. En la actualidad, temas tales como el estudio de las condiciones óptimas para el sentido del tacto, la forma y características de la representación de los objetos percibidos a través del tacto, y la búsqueda de posibles disociaciones entre los procesos implicados en la memoria háptica, son todos ellos temas de interés por las posibilidades de aplicación.
Un proyecto de investigación actualmente en marcha (Ballesteros,
1991; Ballesteros y Reales, 1992; Ballesteros, Reales y Manga, en preparación)
tiene como objetivo principal el estudio experimental de los procesos y representaciones
mentales que subyacen a la codificación háptica de patrones de
lineas realzadas y objetos tridimensionales familiares y no familiares y la
posible disociación entre dos tipos de memoria bien documentados en la
actualidad en el campo visual: la memoria implícita y la memoria explícita
(Ballesteros y Cooper, 1992; Cooper, Schacter, Ballesteros y Moore, 1990; 1992).
Agradecimientos:
Este trabajo se ha realizado gracias a la subvención
concedida por la CAICYT. Proyecto PB900003. Agradecemos también la dotación
de infraestructura de investigación concedida por el Vicerrectorado de
Investigación de la UNED (1991). |