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Psicothema was founded in Asturias (northern Spain) in 1989, and is published jointly by the Psychology Faculty of the University of Oviedo and the Psychological Association of the Principality of Asturias (Colegio Oficial de Psicólogos del Principado de Asturias).
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PSICOTHEMA
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  • Digital Edition:: 1886-144X
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Psicothema, 1991. Vol. Vol. 3 (nº 1). 175-198




TRATAMIENTO DE LA DISCAPACIDAD EN LA PRENSA ASTURIANA

A.L. AGUADO DIAZ y M.A. ALCEDO RODRIGUEZ

A.L. AGUADO DIAZ y M.A. ALCEDO RODRIGUEZ Departamento de PSICOLOGIA, Universidad de OVIEDO.

En el presente trabajo, se exponen unas consideraciones introductorias sobre la importancia de las actitudes ante la discapacidad, extenso campo de investigación y de aplicación que se desglosa en varios subapartados: importancia de las actitudes en rehabilitación; formación y cambio de actitudes; papel de los distintos agentes sociales en la génesis y mantenimiento de las actitudes y en su cambio, con especial referencia al papel decisivo desempeñado por los medios de comunicación. A continuación, se expone la metodología y resultados del estudio sobre el tratamiento de la discapacidad en la prensa asturiana, cuyas conclusiones apuntan hacia un tratamiento ambivalente: en cuestiones concretas, anuncios publicitarios y ante determinados personajes y asociaciones, imagen adecuada y no marginadora, por lo que los medios de comunicación escritos de la autonomía asturiana difieren claramente de los de otros ámbitos culturales y geográficos; sin embargo, en las restantes cuestiones se aprecia coincidencia con los resultados de otras investigaciones y publicaciones: mantenimiento de actitudes negativas hacia la discapacidad.

Palabras Clave: Actitudes ante la discapacidad; deficiencia; discapacidad; minusvalía; medios de comunicación; prensa asturiana.

ABSTRACT

Treatment of disability by the printing press in Asturias.- In this research, introductory considerations are exposed, in which the relevance of public attitudes toward disability is defined; this is a wide field of research and application divided in several topics: relevance of attitudes in rehabilitación; origin, maintenance, and change of attitudes; role of the several social agents in the creation and change of these attitudes, with special consideration given to the role played by the mass media. The methodology and results of a research about treatment of the disability by the printing press in Asturias are also exposed. The conclusions refer to an ambivalent treatment: related to specific issues, advertisements, and some celebrities and associations, proper and non marginal image is obtained; in this way, the printing mass media in Asturias are clearly different from the ones in other cultural and geographical contexts. However, related to non specific issues, coincidence with the results of different researches and reports is observed: maintenance of negative attitudes toward disability.

Key Words: Attitudes toward Disability; Impairment; Disability; Handicap; Mass Media; Printing Press of Asturias.

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INTRODUCCION: ACTITUDES ANTE LA DISCAPACIDAD

El tema de las actitudes ante los discapacitados suele recibir menos atención de la que por su transcendencia merece. Se trata de un extenso campo de investigación y de aplicación que se desglosa en varios subapartados: importancia de las actitudes en la rehabilitación; formación y cambio de actitudes; papel de los distintos agentes sociales en la génesis y mantenimiento de las actitudes y en su cambio. Entre estos agentes sociales, como veremos a continuación, los medios de comunicación juegan un papel decisivo.

Importancia de las actitudes

La idea de que la actitudes de los otros afectan a las actitudes hacia sí mismo, con especial trascendencia en el campo de la discapacidad, ha sido reiteradamente repetida. Los intereses de la mayor parte de los investigadores se han dirigido hacia las actitudes de los no discapacitados. Los efectos que las actitudes negativas acarrean en los discapacitados, y en su rehabilitación, son obvios. A este respecto es ilustrativa una afirmación de Roeher (1985): "Cuando los individuos perciben desaprobación y rechazo a causa de una discapacidad, su conducta se encamina desde la norma social hacia los extremos de la marginación y la agresividad ... lo cual aminora los efectos positivos de la rehabilitación" (p. 68). En esta misma línea, Lindeman (1981) engloba el tema bajo un epígrafe significativo, el estigma de la discapacidad. Y para Moragas (1974) indiferencia, prejuicio y estigma son variedades de las actitudes colectivas negativas hacia la disminución física, que acarrean como consecuencia un rol adscrito, aislado y dependiente.

Por otra parte, el rol que el discapacitado desempeña en un determinado contexto social no depende de la naturaleza objetiva, tipo, gravedad, alcance, de la discapacidad ni de las condiciones y/o características personales del discapacitado (Weinberg y Williams, 1978), sino de las actitudes sociales imperantes hacia la discapacidad (Kutner, 1971). Y estas actitudes históricamente no se han mantenido homogéneas ni estáticas, sino que han sido objeto de variaciones tanto inter - como intra-grupos, familias, comunidades, sociedades y culturas (Roeher, 1985). En este sentido, Hanks y Hanks (1948), en una comparación del estatus social concedido a los minusválidos físicos en varias sociedades no occidentales, encuentran grandes diferencias: rechazo total del minusválido, que se convierte en un proscrito; carga económica que se mantiene vivo de mala gana por su familia; cierta tolerancia del minusválido y accidental utilización en tareas secundarias; aceptación social y desempeño de responsabilidades y participación sociales hasta donde lo permitía su capacidad. Este perfil del minusválido físico en sociedades no occidentales no difiere mucho del que se suele dibujar para el resto de las minusvalías en sociedades occidentales (Scheerenberger, 1984; Aguado, 1989).

Aunque en referencia directa a físicos, pero perfectamente extensible a todos los discapacitados, Roeher (1985) destaca el cambio producido en la década de los sesenta en las actitudes públicas, cambio debido al desarrollo de una mayor conciencia social y que se ha traducido en el incremento de tratamientos y oportunidades, en una aceptación social mayor, o no tan restrictiva y en un trato social compasivo y caritativo, más que igualitario. Con anterioridad a tal década, sin embargo, las actitudes públicas se apoyaban en una consideración excesiva del papel social pasivo y de la necesidad de ayuda de los discapacitados, lo cual postergaba y dificultaba, si no impedía, el estímulo social y las oportunidades de afirmarse a sí mismos y desempeñar responsabilidades en la comunidad. Estas actitudes se pueden sintetizar en dos grandes barreras sociales: prejuicios psicosociales y económicos y prejuicios basados en supersticiones, conceptos erróneos y falsos sobre su capacidad de trabajo y de integración social (Roeher, 1985), prejuicios que, lamentablemente, también son compartidos por profesionales del campo de la discapacidad (Kutner, 1971).

La literatura especializada en el análisis y/o descripción de las actitudes públicas hacia los discapacitados es abundante. Son clásicos los trabajos de Siller y su equipo (Siller, 1976, 1984; Siller, Chipman, Ferguson y Vann, 1967; Siller, Ferguson, Vann y Holland, 1967). Igualmente, los de Livneh (1982) sobre el origen multicondicionado de las actitudes negativas hacia los discapacitados. Para Kutner (1971) las actitudes, cargadas de prejuicios, hacia el discapacitado son ambivalentes pero esencialmente negativas: el discapacitado suele ser visto como incapaz, inferior, incompetente e inaceptable.

Abroms y Kodera (1979) efectuaron una encuesta sobre la aceptabilidad de la deficiencia visible: las enfermedades que responden a tratamiento son las más aceptables, mientras que las psicoeducacionales y funcionales resistentes al tratamiento resultan las menos aceptadas. Interesante trabajo el de Katz, Shurka y Florian (1978), quienes encuentran que los veteranos de guerra israelíes reciben alta estima social y mejores actitudes de los no discapacitados y, consecuentemente, presentan una más elevada autoestima que los civiles discapacitados, en suma, actitudes positivas que neutralizan la influencia de los aspectos negativos de la discapacidad.

Siguiendo con la descripción de las actitudes hacia el discapacitado, también se ha señalado su similitud y conexión con los prejuicios de que son objeto otros grupos minoritarios por cuestiones raciales, de creencias o de procedencias nacionales (Roeher, 1985) o étnicas (Kutner, 1971). Como actitudes similares compartidas con otras minorías, Roeher (1985) describe distancia social, representación desfavorable en la literatura, drama y comedias de humor, segregación, en particular escolar, desventajas profesionales, etc. Pero, también señala Roeher (1985) una serie de diferencias en relación a los otros grupos minoritarios que establecen un balance negativo para los minusválidos: los familiares, vecinos y amigos no comparten el estatus desfavorecido del minusválido; ni su grupo de procedencia ni nadie les proporciona recursos para enfrentarse a la discriminación y prejuicios; no hay igualdad en el estatus, que depende de valoraciones sociales; hay escasez de comunidades de minusválidos y, finalmente, éstos no constituyen un grupo que amenace con crisis sociales.

En cuanto a la repercusión de las actitudes en la rehabilitación del discapacitado, las actitudes negativas (cuyas manifestaciones son muy variadas: sobreprotección, tolerancia y aceptación resignadas, asignación de tareas secundarias, acentuación de su papel social pasivo y de su necesidad de ayuda, compasión, evitación, rechazo, segregación, marginación, etc.) constituyen el mayor impedimento para el éxito en la rehabilitación (Elliot y Bird, 1982), o como mínimo la dificultan (Kutner, 1971; Lindemann, 1981) o aminoran sus efectos (Roeher, 1985), incrementan considerablemente el estrés producido por la discapacidad (Katz et al., 1978), e, incluso, pueden conducir a conductas extremas de marginación y agresividad (Roeher, 1985). Por el contrario, las actitudes positivas reducen la intensidad de tal estrés y facilitan la adaptación a la discapacidad (Katz et al., 1978).

No obstante, el papel de las actitudes en la rehabilitación no ha sido delimitado con precisión, pues han sido escasos los estudios empíricos que han abordado este tema y la mayoría presenta problemas metodológicos que impiden llegar a resultados conclusivos (Roeher, 1985). Incluso, resulta sorprendente que ni siquiera se ha planteado de forma sistemática y controlada la incidencia de las actitudes del entorno familiar inmediato en el proceso de adaptación a una de las discapacidades adquiridas más estudiadas, la lesión medular (Aguado, 1990).

Formación y cambio de actitudes

Lo anteriormente expuesto aboga por la necesidad de un cambio de actitudes hacia la discapacidad para optimizar los resultados de la rehabilitación y para facilitar la adaptación del sujeto a su discapacidad y su integración social. Sobre el necesario cambio de actitudes también se ha escrito mucho. Decimos necesario porque creemos que constituye una de las acciones más rentables y eficaces pero más olvidadas por los poderes públicos. Y en este caso, aunque ha habido algunas experiencias positivas de cambio de actitudes y se han desarrollado programas y campañas al respecto, tampoco podemos hablar de estudios de valoración de programas ni, por tanto, de efectividad comprobada.

No obstante, mención especial merece el trabajo de Jones, Sowell, Jones y Butler (1981) sobre cambio de las actitudes de 74 niños, de 7 a 9 años: cambiaron sus percepciones de los discapacitados en dos sesiones de dos horas y media cada una, es decir, en tan sólo cinco horas de entrenamiento. Las sesiones incluían actividades seleccionadas para conocer y experimentar directamente las necesidades y las capacidades de distintos discapacitados: entrevistas con varios de ellos, que contestaban a todo tipo de preguntas; observación y experiencia directa en el manejo de silla de ruedas, prótesis, lenguaje gestual, Braille; juego con retrasados mentales; ejecución de juegos y actividades rutinarias con los ojos vendados; película sobre participación de ciegos en deportes; cada actividad iba seguida de discusión en grupo y al finalizar el programa se propusieron redacciones y discusión sobre la generalización de la experiencia a otras actividades. Lamentablemente no se dispone de datos de seguimiento, pero, como puede apreciarse, se trata de un ejemplo de actuación sencilla y bajo coste que, pensamos, no debería producir malos efectos. Por otra parte, esta experiencia podría fácilmente replicarse y controlar su consistencia temporal.

En cuanto a los programas y campañas de cambio de actitudes, Fichten, Hines y Amsel (1985) realizaron una investigación para valorar la efectividad de una campaña de publicidad canadiense promovida para sensibilizar a la población sobre las necesidades y problemas de los discapacitados físicos y, de esta forma, facilitar un cambio positivo de actitudes hacia la discapacidad. Los resultados muestran que la gente sí tomó conciencia de la campaña, pero el cambio de actitudes no se produjo. Fichten et al. (1985) proponen como medio más efectivo para este cambio el favorecer contactos frecuentes a estatus iguales entre discapacitados y no discapacitados, oportunidad que puede servir para cambiar los estereotipos y concepciones falsas. Similar recomendación formula Roeher (1985): "El contacto social entre el no discapacitado y el discapacitado y el incremento en el conocimiento objetivo del discapacitado conduce a una tolerancia más generalizada y a una aceptación fundamental de las personas minusválidas" (p.73).

Beatrice Wright (1984) afronta el tema de los programas de cambio de actitudes de forma innovadora y, a nuestro parecer, magistral:

"Por desgracia, muchos programas de cambio de actitudes resultan ineficaces e, incluso, pueden contribuir a crear mitos discapacitantes sobre la discapacidad ... un principio básico: las actitudes positivas se basan en consideraciones constructivas sobre la vida con una discapacidad" (p. 99).

En consecuencia, Wright (1984) propone centrar los programas de cambio de actitudes en las condiciones positivas, en los "sistemas de afrontamiento y superación frente a los de rendición", en lo que pueden hacer, en su participación activa en la vida, etc. Esta misma idea es, también, recogida por Saint-Martin y Lachal (1985).

Un último apunte en torno a estos temas. Como ejemplo de rehabilitación integral, en que la conjunción de factores personales, familiares, sociales, tecnológicos y de diverso tipo, contribuyen a la superación de una discapacidad física sumamente limitativa e, incluso, degenerativa, puede aducirse el caso del físico inglés, catedrático de la Universidad de Cambridge, Premio Príncipe de Asturias, Dr. Stephen Hawking aquejado de esclerosis, enfermedad de Gehring, que provocó un gran interés en los medios de comunicación, como veremos más adelante. Creemos que la difusión de casos como los del Dr. Hawking pueden contribuir a crear y fomentar actitudes positivas.

Papel de los medios de comunicación

Muchos y diversos son los agentes sociales implicados en la formación, mantenimiento y cambio de actitudes ante los discapacitados. Entre ellos, los medios de comunicación, incluida la literatura, desempeñan un papel estelar.

Una revisión de la forma en que la literatura, tanto clásica como contemporánea, y en especial la infantil, ha abordado el tema constata cómo la discapacidad ha sido presentada como símbolo de la personificación de determinados rasgos psicológicos negativos y/o psicopatológicos. Ann Servoss (1984) dedica un interesante apartado de su trabajo a la historia literaria de la discapacidad y el defecto físicos, del que entresacamos unos párrafos:

"Es interesante señalar nuestra amplia tradición literaria y artística de comparar los defectos físicos con la inmoralidad y la maldad... En los clásicos infantiles, la equiparación de deformidad con inmoralidad es descarada, como lo demuestran el Capitán Hook, piratas y bandidos con patas de palo y parches de ojo, Pinocho y así sucesivamente. Es más, la virtud es recompensada con belleza física. El patito feo se convierte en un cisne; la rana, en un rey; la bestia, en un príncipe. En la literatura de adultos, la metáfora puede ser más sutil pero no menos omnipresente, desde Caín en la Biblia, pasando por Sófocles, Chaucer, Shakespeare, Dostoyevsky, Dickens y Melville. Los personajes discapacitados y buenos son raros...". (p.250).

Elliot y Byrd (1982) llegan a conclusiones muy similares: al malvado, cruel y loco capitán que perseguía a Moby Dick, el Capitán Ahab, le falta una pierna; Frankenstein es un monstruo; el pecado escandaloso cometido por Edipo le lleva a la ceguera; el marido parapléjico de Lady Chatterly, de quien ella pensaba que no tenía alma. Vulcano, dios del fuego, presenta las piernas arrugadas y entumecidas, por lo cual era ridiculizado entre el resto de los dioses del Olimpo. Quasimodo, jorobado, y Cyrano de Bergerac, con el rostro totalmente desfigurado; fueron notables por su deformidad y bondad. Dentro de la literatura infantil las caracterizaciones son parecidas: el capitán Hook, malvado y con ayuda protésica; Pinocho y su enorme nariz; John Silver y su pierna entablillada.

Estas concepciones negativas son mantenidas por otros medios de comunicación. Weinberg y Santana (1978) analizaron varias colecciones de comics: entre los personajes deformes, el 57% eran malvados y ninguno presentaba un estatus neutro, mientras que tan sólo el 20% de los personajes sin deformidad representaban papeles de malvados.

En cuanto a los medios de comunicación en general, televisión, cine, prensa, radio, lo sorprendente y preocupante, dadas sus implicaciones, son las conclusiones casi unánimes a las que llegan la mayoría de los estudios: desde un análisis global, los mass media no proporcionan una información adecuada sobre la discapacidad, ni cualitativa ni cuantitativamente, mientras que promueven y refuerzan actitudes negativas basadas en concepciones erróneas y estereotipos, todo lo cual constituye un factor adicional de marginación (Weinberg y Santana, 1978; Inter Accent, 1978; Elliot y Byrd, 1982; Saint-Martin y Lachal, 1985).

A modo de síntesis, exponemos a continuación los resultados de varios estudios sobre el análisis de los contenidos de las informaciones sobre la discapacidad aparecidas en estos medios:

1.- Las categorías conceptuales y terminológicas utilizadas carecen de especificación y tienden a incluir a todas las personas con deficiencias en un todo. Discapacidad/discapacitado apenas aparecen y en su lugar se prefieren términos como minusválido, deficiente o disminuido (Del Rio Pereda, 1986), encasillando a las personas en un estatuto de minusvalidez (Inter Accent, 1978).

2.- Los aspectos negativos y/o limitativos de la discapacidad, tales como marginación, dependencia, necesidad de ayuda, problemas psicológicos, son los más destacados (Sangro Gsell, 1978; Inter Accent, 1978; Del Rio Pereda, 1986).

3.-Las acciones realizadas por discapacitados son mostradas de forma tal que el acento recae sobre la pasividad, protesta, reivindicación de derechos y privilegios, a la vez que los roles negativos, enfermo, marginal, delincuente, son los más destacados (Saint-Martin, 1979; Del Rio Pereda, 1986).

4.- Los tópicos temáticos más frecuentes son el problema laboral y, a niveles más inferiores, los problemas de integración, protestas, prestaciones de servicios y sucesos (Del Rio Pereda, 1986).

5.- En cuanto a las funciones, prevalecen las intenciones marginadoras sobre las informativas: crítica negativa, utilización política de minusválidos, sensacionalismo y morbosidad (Inter Accent, 1978; SaintMartin, 1979; Del Rio Pereda, 1986).

6.- Utilización sistemática de la imagen del niño minusválido que no sólo tiende a suscitar caridad, piedad y amor al prójimo, sino también parece sugerir la idea de que los minusválidos son niños eternos (Saint-Martin, 1979).

7.- En las películas, la enfermedad mental es presentada como peligrosa y amenazadora, enfatizando los síntomas más exagerados (Elliot y Byrd, 1982).

8.- Los anuncios publicitarios, a pesar de su pretensión de buscar ayuda para los discapacitados, no consiguen más que presentaciones degradantes y estereotipadas de la discapacidad (Elliot y Byrd, 1982). Las referencias a que alude Saint-Martin (1979, ps.15-16) son ejemplos ilustrativos de este tipo de presentación: utilización del miedo y temor (como ejemplo, un anuncio en el que aparece una silla de ruedas con la leyenda: «Tu próximo vehículo? Ya hay 30.000»); oposición entre grafasmo y texto (cartel negro, mirada demacrada, gafas negras, y, por leyenda: «Ser ciego no es ser minusválido»); confusión entre minusválido y enfermo (anuncios que enfatizan el riesgo de la carencia de vitaminas y dan consejos sobre vacunación). Estas consideraciones no nos parecen aplicables a la publicidad actual de la ONCE.

9.- En general, la información relacionada con discapacitados no es la adecuada ni cualitativa ni cuantitativamente, constituye un factor adicional de marginación y fomenta estereotipos y actitudes negativas (Sangro Gsell, 1976, 1978; Weinberg y Santana, 1978; Inter Accent, 1978; Saint-Martin, 1979; Elliot y Byrd, 1982; Saint-Martin y Lacha], 1985; Del Rio Pereda, 1986).

En pocas palabras, utilización inadecuada de la terminología, encasillamiento, acentuación de las diferencias, etiquetas, estigmas, prejuicios y estereotipos, dramatización y apelación a la sensiblería, parecen ser el contenido fundamental de la información transmitida por los medios de comunicación al gran público.

Y sin embargo, como Saint-Martin y Lachal (1985) señalan, tras un análisis de la visión que ofrece la prensa francesa sobre los minusválidos, los medios de comunicación pueden crear y fijar clichés negativos pero también imágenes socialmente positivas. Y como Elliot y Byrd (1982) apuntan, en múltiples ocasiones se ha puesto de manifiesto la eficacia de los medios de comunicación en la modificación de las actitudes hacia la discapacidad. Para conseguir estos cambios, se han programado actividades que incluyen información sobre la discapacidad, ejercicios de simulación, contactos con personas discapacitados, vídeos y películas seleccionadas, etc, que han desarrollado tendencias más positivas en las actitudes de niños y adolescentes hacia la discapacidad (Elliot y Byrd, 1982).

También en pro de estos objetivos y como alternativa, Saint-Martin y Lachal (1985) proponen una información menos dramatizada y más centrada en las consecuencias psicosociales de la discapacidad que en las causas. En este mismo sentido, Kutner (1971) afirma que una de las formas para favorecer un cambio de actitudes es que los medios de comunicación de masas expongan de forma favorable la discapacidad, opinión también mantenida en Inter Accent (1978). Y al hacer referencia al término forma favorable cabe citar la reflexión hecha por Saint-Martin (1979) en torno al impacto de los medios audiovisuales: "Es preciso evitar la presentación de casos extremos, el minusválido debe aparecer fuerte y no endeble, pagando impuestos y no reclamando pensiones, alegre y teniendo sentido del humor, como cualquier ciudadano" (p.20), como la mejor forma de posibilitar actitudes positivas. Por su parte, Sangro Gsell (1976) recomienda un tipo concreto de actuación: "La mentalización de la sociedad para la integración de los minusválidos debe realizarse: expresamente como proceso de mentalización y no de información ... mediante dos actuaciones distintas, una para minusválidos físicos y otra para psíquicos ... básicamente a través de medios individualizados, pero con coordinada cobertura de medios de comunicación social ... pivotando la acción sobre la mentalización preventiva ... empleando un tono desdramatizado y un nivel de comunicación coloquial y muy accesible"(p. 24).

Por último, Del Rio Pereda (1986) propone una estrategia detallada de actuación con el objetivo de mejorar la imagen social de las personas con deficiencias. Amén de lo anteriormente mencionado sobre programas de cambio de actitudes (Kutner, 1971; Wright, 1984; Saint-Martin y Lacha], 1985), otras sugerencias pueden encontrarse en Sangro Gsell (1976, 1978), Inter Accent (1978), Saint-Martin (1979). Es decir, propuestas no faltan.

Incluso, se han celebrado varios Seminarios sobre Discapacidad e Información (el I y el II, en Madrid, en 1986 y en 1987, respectivamente; el III en Buenos Aires, en 1988; y el IV, de nuevo en Madrid, en 1989), en cumplimiento de cuyas recomendaciones, concretamente del II Seminario, se ha redactado un Libro de estilo (Casado et al., 1989), en el que aparecen toda una serie de propuestas tendentes a mejorar el tratamiento de la discapacidad en los mass media.

Una vez delimitado el importante y decisivo papel de los medios de comunicación en la formación, mantenimiento y cambio de actitudes y las sugerencias y propuestas en torno a programas de cambio de imagen de la discapacidad a través de tales medios, vamos a exponer los objetivos, hipótesis, metodología, resultados y conclusiones de nuestro análisis del tratamiento de la discapacidad en los medios de comunicación impresos del Principado de Asturias.

LA DISCAPACIDAD EN LA PRENSA ASTURIANA

Objetivos e hipótesis

En el marco de estas Jornadas sobre Discapacidad e Información, que constituyen una prolongación asturiana de los Seminarios más arriba citados, nuestra participación se centra, como ya hemos reiterado, en el análisis del tratamiento de la discapacidad en la prensa asturiana. Con ello perseguimos un doble objetivo ligado al carácter de campo de investigación y campo de aplicación que posee, como avanzamos al principio de la introducción, el tema de las actitudes ante la discapacidad.

En primer lugar, en consonancia con el carácter de campo de investigación, pretendemos obtener una radiografía los más exacta posible de la forma en que la prensa escrita asturiana aborda la información relacionada con las personas discapacitadas.

En segundo lugar, dada su condición de campo de aplicación, aspiramos a que las conclusiones derivadas de lo anterior puedan servir de alguna orientación y utilidad a las recomendaciones, sugerencias y propuestas concretas que a buen seguro se han de derivar de estas Jornadas.

Sobre el primer aspecto, nuestra hipótesis es que el panorama asturiano no ha de ser muy distinto del que se ha descrito en las páginas anteriores y que, por lo tanto, será necesario algún tipo de estrategia de actuación para mejorar la imagen social de los discapacitados en el Principado de Asturias. Es decir, hipotetizamos que el tratamiento de la discapacidad por parte de la prensa de nuestra autonomía asturiana seguirá pautas similares a las encontradas en otras investigaciones a nivel estatal (Del Rio Pereda, 1986), descritas en otras publicaciones españolas (Sangro Gsell, 1976, 1978), próximas a nuestro entorno cultural (Saint-Martin, 1979; Saint-Martin y Lachal, 1985), e, incluso, norteamericanas (Elliot y Byrd, 1982), y expuestas en otros foros hispanos (Seminarios sobre Discapacidad e Información, 1986, 1987, 1988, 1989) e internacionales (Inter Accent, 1978), por un lado, y, por otro, que será necesario algo similar al Libro de estilo (Casado et al., 1989), emanado del II Seminario sobre Discapacidad e Información (Madrid, 1986), que contribuya a mejorar el tratamiento de la discapacidad en los mass media asturianos.

Dicho de forma más directa, pretendemos conocer cómo se trata la discapacidad para poder tratarla mejor y aventuramos que será necesaria tal mejora en nuestro entorno asturiano.

Metodología

Para el logro de tales objetivos y verificación de tales hipótesis, hemos seguido los pasos que se detallan a continuación:

En primer lugar, se tomaron una serie de decisiones que fueron consensuadas con la Consejería de Sanidad y Servicios Sociales. Se refieren estas decisiones a la limitación a la prensa escrita publicada durante los meses de mayo y junio de 1989 en el Principado de Asturias.

La limitación a la prensa escrita viene justificada por la dificultad, incluso imposibilidad, de abarcar todos los medios de comunicación. La inclusión de radio y televisión requería unos medios técnicos y humanos que desbordaban nuestras posibilidades.

En cuanto al marco temporal, inicialmente se pensó en analizar todo el año de 1989, lo cual también hubiera sido demasiado pretencioso. La limitación a dos meses es usual (Del Rio Pereda, 1986), mientras que la elección de los meses de mayo y junio pareció oportuna por la coincidencia de noticias en torno a la discapacidad que aparecía en una Revista de Prensa (Centro La Unión, 1989) que se nos proporcionó en, la propia Consejería.

En segundo lugar, se tomó la decisión de considerar como muestra de análisis todo tipo de noticia aparecida en toda la prensa escrita de procedencia y de difusión en el ámbito de nuestra autonomía asturiana. En consecuencia, se analizaron los periódicos siguientes: Correo 7, de Oviedo; El Comercio, de Gijón; Hoja del Lunes; La Nueva España, de Oviedo; La Voz de Asturias, de Oviedo; La Voz de Avilés. En cuanto a las noticias a seleccionar para su análisis, todas aquellas en que apareciera cualquier mención de algún término, concepto, alusión, etc., sobre personas discapacitadas. Es decir, anuncios, cartas de lectores, noticias, noticias de agencia, sucesos, editoriales, artículos de opinión, etc.

En tercer lugar, un equipo de tres personas, con instrucciones claras y precisas, entre otras la de consultar al primer firmante de este trabajo ante la mínima duda y, en cualquier caso, no descartar ninguna noticia, revisó y obtuvo fotocopia de todos los diarios asturianos de tales meses en diversas Bibliotecas del Principado.

En cuarto lugar, los firmantes de esta investigación revisamos las fotocopias y, dicho sea de paso y para elogio del equipo, no descartamos más que cinco de las fotocopias inicialmente seleccionadas por dichos colaboradores.

Finalmente y en quinto lugar, se procedió a la clasificación y análisis del material, de cuyos resultados damos cuenta a continuación.

Resultados

Inicialmente, el equipo de colaboradores seleccionó 214 apariciones o muestras de análisis, es decir todas aquellas noticias, en sentido amplio, en que aparece por cualquier motivo una mención, o varias, de algún término, concepto, etc., sobre discapacidad/discapacitados, o en que se hace referencia a cualquier acto, acontecimiento, suceso, etc., protagonizado, padecido, relacionado, etc., con discapacitados. Como se anticipó páginas más arriba, fueron descartadas cinco de tales muestras, dado que su referencia al tema objeto de estudio era excesivamente lejana y/o indirecta, con lo que quedaron definitivamente 209 muestras de análisis.

Por muestra de análisis entendemos cada sección, artículo o apartado de información, con independencia del espacio a ella dedicado. Es decir, la muestra de análisis hace referencia a una aparición en cada uno de los distintos medios de comunicación escritos, los periódicos que se mencionaron más arriba, y no a noticia en sentido estricto. Quiere ello decir que una noticia, por ejemplo la concesión del premio Príncipe de Asturias al Dr. Stephen Hawring, puede haber aparecido en varios periódicos del mismo día o, incluso, varias veces en un número del mismo día, por lo que dicha noticia constituye, para los propósitos de nuestra investigación, tantas muestras de análisis cuantas apariciones haya recibido en la prensa asturiana durante los meses de mayo y junio de 1989.

En cuanto a la clasificación de este material, la tabla 1 recoge su distribución según el tipo de aparición, noticias de información general, anuncios de películas, sucesos protagonizados, etc. Como puede apreciarse, destacan considerablemente, casi un 60%, las 124 noticias o informaciones de carácter general.

Dentro de estas informaciones de carácter general, la tabla 2 presenta la clasificación de las 124 noticias de información. La primera columna, N°, refleja el número de apariciones; la segunda, % parcial, los porcentajes dentro del grupo correspondiente, en este caso, de informaciones; la tercera, % total, los porcentajes en relación al total de las 209 muestras de análisis. Las filas que aparecen desviadas hacia la derecha de la tabla representan la pormenorización detallada de la fila anterior. P.e., los personajes discapacitados reciben 19 apariciones, que se desglosan en 10 para Hawking, 8 para el asturiano Emilio Barbón y 1 para Joaquín Rodrigo.

Como comentario a esta tabla, hay que destacar que las informaciones relativas a asociaciones, centros y personajes reciben más de la mitad de las apariciones, y si se les añade las de divulgación técnica casi alcanzan las tres cuartas partes. Es más, las asociaciones de padres de alumnos de educación especial (APA de EE, tabla 2) acaparan el mayor número total de apariciones, 26, lo que supera el 20% de las noticias de información y alcanza un 12,44% del total de noticias o muestras de análisis. Esta alta tasa de aparición viene motivada por el hecho de que durante los dos meses elegidos para seleccionar nuestro material de análisis, mayo y junio de 1989, las APA de EE protagonizaron una serie de actuaciones reivindicativas que tuvieron bastante eco en el Principado y, obviamente, en la prensa asturiana, como se aprecia en este estudio. Lo mismo sucede con las informaciones relativas a los centros especiales. Hay que añadir que en la mayoría de estas informaciones se alude a centros, padres y alumnos de educación especial, mientras que no aparecen términos como subnormal, retrasado, etc., lo cual nos parece un avance positivo en materia de denominación.

En cuanto a los personajes discapacitados, por aquellos días a Hawking se le concedió el premio Príncipe de Asturias y Barbón fue nombrado Magistrado del Tribunal Regional de Justicia. Hay que destacar el tratamiento también respetuoso y delicado que reciben estos dos prestigiosos personajes por parte de la prensa asturiana. En primer lugar, en ningún momento se les etiqueta: no se les designa con ninguna de las categorías diagnósticas convencionales, minusvalia, invalidez, etc., ni con calificativos usuales, como minusválido, disminuido, deficiente, etc.. En segundo lugar, no se elude su discapacidad: en el caso de Hawking se describe ampliamente la enfermedad de Gehring y sus consecuencias altamente limitativas, pero se detalla también lo que Hawking ha aportado para merecer el premio. Lo mismo sucede con Barbon: algunas fotografías muestran claramente su afectación física, pero no aparecen términos como lisiado, limitado, etc..

También puede valorarse como una tendencia positiva la presencia de diecisiete noticias de divulgación técnica, que alcanzan algo menos del diez por cien del total de apariciones: se trata de informaciones sobre descripción de algunas discapacidades, aspectos preventivos, recursos técnicos de rehabilitación, etc..

Por contra, hay que destacar que temas tan transcendentes para los discapacitados como integración, Ley de Pensiones No Contributivas, cursos del INEM, problemática posterior a educación especial, residencias para profundos, reciben la misma atención, tan sólo una aparición, que anécdotas como el amputado congénito de extremidades superiores que hace maravillas con los

dedos de los pies o la parálisis facial del honorable Pujol, para no extendernos en ausencias tan notables como la Ley de Integración Social de Minusválidos o la problemática laboral, de las que no hemos encontrado una sola referencia específica, o en la escasa presencia de otras asociaciones, distintas de las APA de EE: tan sólo se menciona en una ocasión la conmemoración del XXX Aniversario de la creación de la Asociación de Sordomudos de Langreo y, en otra, la constitución en Gijón de una asociación privada, la Junta por la Protección de los Derechos del Minusválido.

En cuanto a la tabla 3, anuncios de películas, aparte de las dos que en su título incluyen la palabra loco, aparecen en primer lugar las clásicas Johnny cogió su fusil, Rain Man, Psicosis II. A continuación, aquellas en las que la discapacidad también es relevante, como La fuerza de un ser menor, en la cual se relata la historia de un retrasado mental. Les siguen otras en las que aparece algún personaje discapacitado: el padre de la protagonista está inválido; un esclavo ciego tiene la rara habilidad de averiguar cuál es la esclava más bella; un personaje paralizado. Es de destacar que en todos estos anuncios de películas se hace mención clara y directa de la discapacidad, con independencia de su relevancia en el guión.

Por lo que respecta a la sección de sucesos (tabla 4), a simple vista llama poderosamente la atención el elevado número de agresiones de perturbados, pero son necesarias algunas matizaciones. En este apartado hemos incluido homicidios, asesinatos, agresiones, violaciones y similares, protagonizados por personas a las que las informaciones califican como perturbados mentales, enajenados, débiles mentales y parecidos términos y en las que se habla de trastorno, debilidad, incapacidad y/o enajenación mentales pasajeras y/o transitorias, por lo que éstos actos violentos no se pueden atribuir con propiedad a discapacitados ni a deficientes. Téngase en cuenta, además, que la mayoría de estas agresiones aparece en casi todos los medios, por lo que no son 18 actos, sino 18 apariciones en la prensa asturiana. Finalmente, la referencia a agresiones de deficientes consiste en una investigación judicial sobre internamiento de deficientes mentales en un asilo para la tercera edad, en el transcurso de la cual los ancianos se quejaron de sufrir agresiones de los deficientes internados en su residencia. En consecuencia, salvo estas quejas, no hemos contabilizado ninguna agresión cometida específicamente por un discapacitado y/o deficiente en sentido estricto.

Y sin embargo, sí son objeto de agresiones, como aparece en la tabla 5: ocho abusos sexuales, dos atropellos, una muerte y varios sucesos recibidos.

En cuanto a los anuncios publicitarios (tabla 6), la mayoría corresponde a aparatos para sordos. Aunque el escaso número de anuncios encontrados, once en total, y su heterogeneidad, impiden una verificación de las afirmaciones de Elliot y Byrd (1982) y de Saint-Martin (1979), no parece que se trate en estos casos de presentaciones degradantes y estereotipadas de la discapacidad, y menos aún en el anuncio de la ONCE, el impactante y famoso bebé dormido con la leyenda aunque sea ciego.

Por lo que respecta a los artículos de opinión (tabla 7), de nuevo Hawking y Barbon acaparan la atención respetuosa de los comentaristas, mientras que las campañas publicitarias de la ONCE reciben elogios y la esterilización de deficientes mentales crea polémica.

La tabla 8 recoge cinco frases alusivas a discapacidad y/o a discapacitados. La tabla 9, cinco cartas de lectores. Finalmente, la tabla 10 corresponde a esquelas mortuorias de personas conocidas precisamente por su discapacidad.

Hasta aquí, hemos abordado la clasificación de las 209 noticias o muestras de análisis por el tipo de aparición. A continuación vamos a emplear otra perspectiva.

Así, en la tabla 11 aparecen las categorías diagnósticas empleadas al hacer referencia a la discapacidad. Enfermedad es la categoría más empleada, aunque en seis ocasiones es para hacer referencia a la enfermedad de Gehring que aqueja a Hawking. Obviando lo anecdótico, dos observaciones parecen las más relevantes: por un lado, la ausencia de discapacidad y, por otro, la heterogeneidad de categorías utilizadas, con la consiguiente imprecisión. Hay que matizar, que en cada artículo o sección, si una categoría, la misma, es repetida en dos o más ocasiones, se contabiliza una sola vez, mientras que si se emplean categorías distintas, aunque sea para referirse a la misma situación, persona o colectivo, se contabiliza tantas veces como categorías utilizadas.

Similares observaciones pueden volverse a repetir en lo relativo a los calificativos (tabla 12). Por una lado, discapacitado es desconocido mientras que minusválido, disminuido y deficiente son los más socorridos. Por otro lado, hay que destacar la imprecisión conceptual y la confusión que tales términos llevan consigo, dado que su empleo no parece que obedezca a ningún tipo de matización, sino más bien a cuestiones de redacción. Sospechamos que el lector promedio se quedará con la imagen de que estas personas son problemáticas y diferentes a los "normales" y no percibirá ningún tipo de diferenciación entre los distintos tipos de afectados. En cualquier caso, lo limitativo y segregador de la discapacidad queda recalcado tanto en este apartado de los calificativos como en el anterior de las categorías diagnósticas.

No parece que represente una tendencia distinta la adición de rasgos morfológicos (tabla 13) y de rasgos funcionales (tabla 14), la mayoría de los cuales, por no decir todos, recalca los aspectos negativos y limitativos de la discapacidad.

La última perspectiva de nuestro análisis va a centrarse en la consideración de las acciones. La tabla 15 y el gráfico 1 muestran las acciones totales, es decir, las protagonizadas y las recibidas, mientras que en la tabla 15.1 y en el gráfico 1.1 aparecen tan sólo las acciones protagonizadas. Con esta duplicidad de tablas y gráficos hemos querido recalcar el escaso eco que en la prensa asturiana tienen las acciones protagonizadas por los discapacitados. En relación con las acciones totales, las realizadas por discapacitados sólamente representan un 12,5%, y respecto a las acciones protagonizadas, es decir, suprimiendo las recibidas, ni siquiera alcanzan la quinta parte, concretamente, se quedan en el 18,3%.

Quiere ello decir que las acciones llevadas a cabo por terceros, las que englobamos bajo el calificativo de recibidas, muchas de las cuales entran en el apartado de sucesos, llaman más la atención, pues están próximas a la tercera parte (31,7%). Lo mismo sucede con las acciones de padres y tutores y de centros e instituciones, que, sumadas, representan más de cuatro quintas partes (el 81,7%) de las acciones protagonizadas.

En pocas palabras, el protagonismo recae sobre los otros, mientras que los discapacitados desempeñan papeles meramente pasivos y dependientes.

La cuestión queda agravada, además, al considerar en detalle las acciones protagonizadas por discapacitados (tabla 16), entre las que se observa un predominio de lucha y dificultades junto con cuestiones anecdóticas, sin olvidar las agresiones a ancianos y los sucesos protagonizados (tabla 4), que nosotros consideramos ajenos a discapacitados, pero que el lector probablemente carece de pistas y estas informaciones no las proporcionan, para diferenciar la perturbación mental del retraso mental. Mientras tanto, los centros y las instituciones (tabla 17) proporcionan convivencia, integración, ocio, etc., y los padres y tutores (tabla 18) protagonizan las acciones reivindicativas que han de mejorar la situación de los discapacitados.

Por otro lado, repárese en que en el conjunto de las acciones de discapacitados, de centros e instituciones y de padres y tutores, es decir, las acciones protagonizadas por los directamente Implicados en la discapacidad (tablas 16, 17 y 18), no hay más que problemas, dificultades y reclamaciones, tal y como hipotetizamos en función de las observaciones de sobre primacía de aspectos negativos y/o limitativos de la discapacidad (Sangro Gsell, 1978; Inter Accent, 1978; Saint-Martin, 1979; Del Rio Pereda, 1986).

Finalmente, existe una gran variedad en las acciones recibidas (tabla 19), que tampoco contribuye a mejorar la imagen de pasividad y dependencia.

Tratando de resumir lo dicho hasta el momento, el tratamiento de la discapacidad en la prensa asturiana sigue en líneas generales las mismas tendencias que las encontradas en otros ámbitos geográficos y culturales, aunque con algunas diferencias que no son desdeñables.

Estas diferencias se refieren a cuestiones de denominación y a anuncios publicitarios. En cuanto al primer punto, algunos personajes prestigiosos, Hawking y Barbon, y las asociaciones de padres de alumnos de educación especial reciben una terminología adecuada, cuidada y no peyorativa, lo, cual no implica que se eluda su condición de discapacitados. Lo adecuado proviene de que no se recalcan las tintas. En lo que atañe al punto segundo, los anuncios publicitarios, aunque escasos, parece que no constituyen ejemplos de presentaciones degradantes y estereotipadas de la discapacidad, tónica de la que se apartan los anuncios de películas. Sin embargo, también cabe añadir entre estas diferencias la presencia de noticias de divulgación técnica.

En consecuencia, estas diferencias asturianas en la presentación de la discapacidad pueden considerarse como positivas. Por una parte, constituyen un tratamiento no degradante ni marginador y crean una buena imagen de la discapacidad, o como mínimo no la empeoran, en especial los casos de Hawking y Barbon. Por otra, sirven de pautas para mejorar otros aspectos, como los terminológicos para los restantes afectados. Queremos decir que si se ha conseguido que los alumnos de educación especial dejen de recibir etiquetas peyorativas, no debería resultar difícil obtener lo mismo para el resto de los discapacitados.

Por lo demás, la prensa asturiana en general presenta un tipo de información inadecuada cualitativa y cuantitativamente que fomenta estereotipos y actitudes negativas y marginadoras hacia la discapacidad. A ello contribuyen varios factores:

Por un lado, la escasa presencia, en unos casos, la ausencia, en otros, de temas transcendentes para la discapacidad como integración, Ley de Integración Social de Minusválidos y Ley de Pensiones No Contributivas, problemática posterior a educación especial, problemática y salidas profesionales, cursos del INEM, residencias para profundos. De igual forma, la escasa presencia de otras asociaciones distintas de las APA de EE, que acaparan todo el protagonismo.

Por otro lado, las categorías diagnósticas y terminológicas empleadas, amén de desconocer los términos más actuales y menos peyorativos discapacidad/discapaci-tado, presentan una gran variedad que fomenta la confusión y recalca lo limitativo y segregador. A lo mismo contribuye la adición de rasgos morfológicos y funcionales.

Finalmente, en lo relativo a las acciones, escaso eco de las protagonizadas por los discapacitados, quienes desempeñan tan sólo papeles pasivos y dependientes, mientras que el protagonismo recae sobre los otros, protagonismo que se reduce a exponer problemas y reclamar soluciones y ayudas.

En suma, primacía de aspectos negativos y/o limitativos, fomento de actitudes negativas basadas en una mala imagen de la discapacidad. Como consecuencia, es muy probable que el lector no encuentre en estos medios ningún tipo de información positiva y/o alternativa sobre el papel de estas personas en la sociedad.

Cuestión clave es si la prensa ha de formar o informar, o la proporción entre una u otra función, cuestión en la que no nos consideramos capacitados para opinar, pues doctores tiene la prensa. Pero sí opinamos que los medios de comunicación no deberían deformar.

En función de estos datos, podemos concluir que nuestra hipótesis se ha confirmado: salvo lo relativo a terminología y anuncios publicitarios, en general el tratamiento de la discapacidad por parte de la prensa asturiana sigue pautas similares a las encontradas en otras investigaciones y publicaciones, por lo que resulta necesario algún Libro de estilo que contribuya a mejorar la imagen de los discapacitados en los medios de comunicación del Principado de Asturias.

CONCLUSIONES

A modo de conclusión, detallamos de inmediato los resultados de nuestro trabajo, siguiendo alguna de las pautas de la síntesis que en su momento hicimos de los estudios sobre el análisis de los contenidos de las informaciones sobre la discapacidad aparecidas en los medios de comunicación:

1.- En general, las categorías conceptuales y terminológicas utilizadas carecen de especificación y tienden a incluir a todas las personas con deficiencias en un todo. Discapacidad/discapacitado no aparecen y en su lugar se prefieren términos como minusválido, disminuido y deficiente, encasillando a las personas en un estatuto de minusvalidez y marginación. No obstante, hay algunas tendencias positivas en este punto en la prensa asturiana: determinados personajes y asociaciones reciben un tratamiento terminológico adecuado y no marginador que contribuye a crear una buena imagen de la discapacidad.

2.- Los aspectos negativos y/o limitativos de la discapacidad, tales como pasividad, dependencia, necesidad de ayuda, son los más destacados.

3.- Las acciones realizadas por discapacitados son prácticamente ignoradas, mientras que el protagonismo recae en centros y padres que se limitan a exponer problemas y reclamar soluciones y subvenciones. Es de destacar la ausencia de eco en la prensa asturiana de la actividad de otras asociaciones distintas de las de padres de alumnos de educación especial.

4.- Los tópicos temáticos más frecuentes son las peticiones de ayudas y servicios. Llama la atención la escasa presencia en la prensa asturiana de la problemática general posterior a educación especial y, más acusadamente, la laboral.

5.- Los anuncios publicitarios, aunque escasos, parece que no constituyen ejemplos de presentaciones degradantes y estereotipadas de la discapacidad. De esta tónica se apartan los anuncios de películas.

6.- En general, la información relacionada con discapacitados no es la adecuada ni cualitativa ni cuantitativamente, constituye un factor adicional de marginación y fomenta estereotipos y actitudes negativas.

En conclusión, puede hablarse de ambivalencia en el tratamiento de la discapacidad por parte de la prensa asturiana: en cuestiones concretas, anuncios publicitarios y tratamiento de determinados personajes y asociaciones, presenta una imagen adecuada y no marginadora, por lo que los medios de comunicación escritos de nuestra autonomía difieren claramente de los de otros ámbitos culturales y geográficos; sin embargo, en las restantes cuestiones se aprecia utilización inadecuada de la terminología, encasillamiento, acentuación de las diferencias, etiquetas, estigmas, prejuicios y estereotipos, aspectos en los que los mass media escritos del Principado de Asturias coinciden con los resultados de otras investigaciones y publicaciones: mantenimiento de actitudes negativas hacia la discapacidad.

AGRADECIMIENTOS

Trabajo encargado por la Consejería de Sanidad y Servicios Sociales del Principado de Asturias para las Jornadas sobre Discapacidad e Información, Federación de Asociaciones ProDeficientes Psíquicos, Oviedo, 3-5 de octubre de 1990.

Expresamos nuestro agradecimiento al equipo colaborador que llevó a cabo la selección del material periodístico que posibilitó este trabajo: Enrique Alonso Pérez, Carmen Alvarez Jiménez y Antonio Castellanos Colmenero.

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