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La revista Psicothema fue fundada en Asturias en 1989 y está editada conjuntamente por la Facultad y el Departamento de Psicología de la Universidad de Oviedo y el Colegio Oficial de Psicología del Principado de Asturias. Publica cuatro números al año.
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PSICOTHEMA
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Psicothema, 2006. Vol. Vol. 18 (nº 3). 465-470




DIMENSIONES DE LA APRECIACIÓN DEL HUMOR

Hugo Carretero Dios, Cristino Pérez Meléndez y Gualberto Buela Casal

Universidad de Granada

El objetivo de este trabajo es realizar una propuesta dimensional para evaluar la apreciación del humor. En primer lugar se presentarán los marcos teóricos de referencia para la investigación del sentido del humor en general y la apreciación del humor en particular. Esta información se relacionará con las características metodológicas de los estudios que tienen como objetivo evaluar la apreciación del humor. Sobre esta información se justifica la creación de una nueva escala, concretándose el objetivo de evaluación y la población a la que va dirigida. A continuación, se delimitará la propuesta dimensional sobre la apreciación del humor. Por último, será presentada la información relativa al juicio emitido por un grupo de expertos sobre la propuesta dimensional efectuada. Los resultados encontrados, junto con la información teórica y empírica revisada, sirven como evidencia de validez teórica de la propuesta dimensional sobre la apreciación del humor.

Dimensional proposal to assess humor appreciation. The aim of this work is to carry out a dimensional proposal for the assessment of humor appreciation. First, theoretical frames on sense of humor and particulary on humor appreciation are presented. These theoretical frames are related to the methodological characteristics of studies centered to assess humor appreciation. Then, it is justified the creation of a new scale, and it is specified the aim of assessment and the target population which this new scale is focused on. Finally, a dimensional proposal it is concretized and analyzed by a group of experts. Their judgments are presented and they are analyzed considering reviewed empirical and theoretical works. The results support some theoretical validity evidences of this dimensional proposal about humor appreciation.

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Aunque el número de teorías sobre el sentido del humor resulta cuantioso, la gran mayoría pueden ser clasificadas en tres categorías (Martin, 2000; Perlmutter, 2000): a) superioridad/denigración; b) incongruencia; c) reserva/control frente a alivio/descarga.

Desde las teorías de la superioridad/denigración se insiste en que la respuesta de humor surgiría de los defectos, meteduras de pata y desventajas propias o ajenas (Gruner, 1997; Joubert, 2002). En la actualidad (Ford y Ferguson, 2004), se afirmaría que las teorías de superioridad/denigración sirven para comprender las respuestas de humor que ocurren ante un tipo concreto de material, pero no todo el humor.

Para las teorías de la incongruencia, el foco de interés son los aspectos cognitivos (Attardo, Hempelmann y Di Maio, 2002). ¿Cuáles son los procesos cognitivos envueltos en el humor? Desde este punto de vista, el humor se produce por la asociación inesperada de dos ideas o situaciones que lógicamente no deberían aparecer unidas (Roeckelin, 2002), por la ocurrencia de una incongruencia.

Existe un importante debate sobre si la incongruencia, a parte de ser condición necesaria, es suficiente, o haría falta, un «final» con sentido para lo inesperado. En este debate existen dos posturas (Forabosco, 1992; Wycoff y Prior, 2003). La primera considera a la incongruencia por sí sola como una condición necesaria y suficiente de la experiencia de humor. En el segundo caso se describe al humor como un proceso con dos etapas: la percepción de la incongruencia y la resolución de esta incongruencia.

En la actualidad, estas teorías son las que dominan el campo de la investigación. No obstante, no toda respuesta de humor es debida a una incongruencia claramente delimitada. Existen respuestas de humor que se relacionan con situaciones emocionales concretas, de activación fisiológica elevada. De igual forma, estas teorías dejan a un lado los aspectos de contenido. Así, aunque dos chistes conlleven un proceso de incongruencia-resolución, ¿sería indiferente el contenido del chiste?

Los antecedentes de las teorías de la reserva/control frente a alivio/descarga, tienen un referente claro, y es Sigmund Freud (1994). Freud distinguió entre tres tipos de experiencias alegres: el chiste, lo cómico y el humor. Independientemente de estas tres áreas, la idea central de los planteamientos freudianos es que el humor, y la risa como su principal manifestación, son una forma de liberación o alivio. De acuerdo con Freud, a través de los chistes, bromas, se manifestarían los deseos reprimidos (Billing, 2002).

Los enfoques actuales de las teorías del control/alivio se centran en la activación fisiológica o en las bases biológicas (Fry, 2002). La importancia de este tipo de teorías (Harris y Christenfeld, 1997) radica en haber subrayado que en el humor la activación pasa a ser un elemento importante a tener en cuenta (Svebak, 1974) y que quizás aportaría información más que relevante a la hora de comprender categorías humorísticas altamente ambiguas (incongruencia-sin resolución) o con un contenido con capacidad de provocar respuestas emocionales de cierta intensidad (humor negro, escatológico, sexual, etc.).

Las teorías presentadas, aunque como se ha dicho, son las de referencia dentro del campo de estudio del sentido del humor, en raras ocasiones se han visto aplicadas de manera sistemática para la construcción de instrumentos de evaluación. A esta falta de estructuración teórica a la hora de desarrollar nuevos instrumentos habría que añadirle la presencia frecuente de graves problemas metodológicos (Ruch, 1996). Ambas carencias pueden observarse en la evaluación de la dimensión del sentido del humor que más atención ha recibido: la apreciación del humor (Martin, 1998).

De manera muy genérica, se adelanta que la apreciación del humor, como dimensión del sentido del humor, hace referencia al grado de diversión que se experimenta como respuesta ante un determinado estímulo humorístico. Partiendo de esta definición, y a la fecha de la realización de este trabajo, en la bibliografía especializada, y que al menos hayan hecho una aproximación psicométrica, pueden encontrarse cuatro escalas que tienen a la apreciación del humor como objetivo central o como uno de los principales. Éstas son la Humor Response Scale, HRS (Lowis y Nieuwoudt, 1995), la Humor Appreciation Scale, HAS (Johnson, 1992), la Cartoon Measure of Perspective-Taking Humor, CMPTH (Lefcourt y Shepherd, 1995) y el The 3 WD Humor Test (Ruch, 1992, 1995; Ruch y Hehl, 1998).

Por indicar algunas deficiencias, se señala que la HRS, la HAS y la CMPTH se presentan en los estudios citados, y por el momento no existe más investigación que se haya ocupado de analizarlas. En ninguno de los casos aparece información exhaustiva sobre las razones de la dimensionalidad propuesta, referencias a la validez de contenido, o datos rigurosos de evidencias externas de validez. La HRS no ha sido estudiada empíricamente en cuanto a su estructura interna, y de la HAS no se presenta información sobre los estadísticos de los ítems (lo mismo ocurre con la CMPTH).

La excepción a lo que hasta ahora se está señalando es el The 3 WD Humor Test, 3 WD (Ruch, 1992, 1995; Ruch y Hehl, 1998), ya que se trata de una escala que cuenta con un amplio bagaje de resultados de investigación, y dispone de un marco conceptual definido, aunque igualmente con importantes «retos» conceptuales (Ruch y Hehl, 1998; véase a continuación). Éste es el instrumento sobre el que va a basarse fundamentalmente la información que va a presentarse en este trabajo, y sus resultados van ser especialmente considerados para realizar la propuesta de definición semántica.

Dadas las carencias observadas en los instrumentos que evalúan la apreciación del humor, y a la ausencia en nuestro país de escalas con dicho objetivo, se ha optado por la creación de un nuevo instrumento de evaluación, el cual va dirigido a población normal con un nivel de compresión lectora tal que le permita afrontar adecuadamente los ítems que se elaboren, siendo su uso planificado el de la investigación. El objetivo de medida será una dimensión de los sujetos, por lo que adoptará un procedimiento escalar centrado en éstos.

Aunque el área de la psicometría dedicada a la construcción de tests cuenta en la actualidad con avances incuestionables (Hambleton, 2004), éstos generalmente resultan improductivos si su aplicación no se basa en un trabajo sistemático dirigido a la conceptuación del constructo objeto de medición. Así, de entre los pasos iniciales a dar a la hora de crear un test de evaluación psicológica, los dedicados a definir cuidadosamente el constructo de interés, pueden catalogarse como los más sustantivos no sólo para estas primeras fases, sino para todo el proceso restante de construcción de una prueba (Smith, Fischer y Fister, 2003). Sin una adecuada y justificada definición del constructo, la posterior construcción de ítems se caracterizaría por una ausencia de significación conceptual (Moreno, Martínez y Muñiz, 2004), y el efecto de esto sobre la validez de las puntuaciones es incuestionable (Muñiz, 2004, 2005). De hecho, tanto desde distintos manuales sobre la creación de tests (Haladyma, 2004; Walsh, 2001), como desde artículos especializados (Carretero-Dios y Pérez, 2005; Henson y Douglas, 2005), se insiste en la necesidad de definir operativamente el constructo a evaluar, justificar dicha definición y presentar evidencias de que ésta es adecuada. Exigencia que se ve reflejada en investigaciones aplicadas (Armstrong, Cohen, Eriksen y Cleeland, 2005; Carballo, et al, 2004; Soler, Barreto y González, 2005; Vogt, King y King, 2004).

El objetivo de este trabajo es hacer una propuesta dimensional o definición semántica (Lord y Novick, 1968) del constructo apreciación del humor, y analizar la validez teórica de dicha propuesta a través del juicio emitido por distintos expertos en la temática. La propuesta dimensional se sustenta en los tres grandes marcos teóricos ya presentados, además de tener como referencia estructural y de proceder metodológico al modelo teórico de parámetros (Pelechano, 2000; Pelechano y Servando, 2004). La definición adoptada será la base sobre la que se asiente la construcción de un instrumento dirigido a la evaluación de la apreciación del humor, y el cual vendrá a denominarse Escala de Apreciación del Humor, EAHU. Con la información que se va a presentar se intenta igualmente ejemplificar los pasos que deben darse en los primeros momentos de la elaboración de un instrumento de evaluación.

Concreción y justificación de la propuesta dimensional

Tal y como ya se ha comentado, los resultados disponibles sobre la apreciación del humor están fundamentalmente basados en las investigaciones del grupo de Ruch llevadas a cabo con el 3 WD Humor Test, 3 WD (Ruch, 1992, 1995; Ruch y Hehl, 1998). A través de los distintos trabajos de este grupo, se obtuvo una propuesta dimensional sobre la apreciación del humor de tres factores, de los cuales dos de ellos no podían ser definidos por su contenido ya que podían referirse a diversos tópicos. Éstos fueron etiquetados como incongruencia-resolución (INC-RES) y sin sentido (SINS), y fueron denominados por Ruch como componentes estructurales o cognitivos de la apreciación del humor (teniendo su referente teórico en las teorías de la incongruencia). El tercer factor, humor sexual (SEX), recogía chistes que igualmente producían un proceso de incongruencia-resolución o bien sin sentido, pero que eran homogéneos con respecto a su contenido (teniendo su referente teórico en las teorías de reserva/control frente a alivio/descarga). Estos resultados hacen que para la propuesta dimensional que se está presentando se adopte la distinción formalizada por Ruch, referente a material sin contenido específico pero, o bien relacionado con un proceso cognitivo de incongruencia-resolución, o bien con uno de incongruencia sin resolución total (humor sin sentido).

Ruch (1992) afirma, y con referencia a las posibles respuestas de humor, que la apreciación del humor puede ser definida a través de dos dimensiones ortogonales que recogerían las respuestas de valencia positiva (funniness: grado de diversión) y negativa (aversiveness: grado de aversión), y que son las que aparecen en su propuesta de escala, la 3 WD. Sobre este planteamiento, un aspecto central es analizar la relación entre dichas dimensiones de respuesta (véase tabla 1).

Como puede observarse en la tabla 1, las respuestas de diversión y aversión se encuentran relacionadas negativamente entre sí, aunque de forma moderada. Esta correlación es más elevada para el humor sexual (r= -0,45). Estos valores de correlación pondrían de manifiesto que la relación entre diversión y rechazo no es directa. Así pues, para la definición semántica de este trabajo se consideran dos dimensiones afectivas de respuesta, una de valencia positiva (diversión) y otra de valencia negativa (rechazo). Esta distinción supone una aportación fundamental de los trabajos de Ruch, ya que excepto en sus estudios, se considera casi exclusivamente las respuestas de diversión.

Las respuestas de diversión y rechazo hacia las distintas categorías se encuentran relacionadas positivamente entre sí (tabla 1). Ante esto es conveniente apuntar que los estímulos humorísticos no están sólo delimitados por el contenido del chiste o tira cómica, sino también por las características estructurales de éstos, lo que se vería reflejado en las relaciones positivas entre las distintas dimensiones. Este argumento encontraría apoyo, según Ruch (1992), por las mayores correlaciones entre la dimensión SEX y la estructural INC-RES, al ser este proceso el predominante ante los estímulos de contenido sexual de su escala 3WD. Igualmente, en la tabla 1, las categorías estructurales de diversión (INC-RESd y SINSd) aparecen relacionadas entre sí (r= 0,28 y r= 0,38), ya que el proceso de incongruencia es compartido por ambas. De esta forma, se va a asumir que todo estímulo humorístico puede conllevar un proceso de incongruencia-resolución o bien sin sentido, independientemente de que tenga éste o no un contenido específico. Así, existe un componente estructural compartido que va a provocar que aparezca una relación positiva entre las categorías de la apreciación del humor.

Como es obvio, el contenido humorístico no está circunscrito exclusivamente a la temática sexual. Así, considerando los posicionamientos teóricos vistos en este trabajo (teorías de la superioridad y del control/alivio), son de indudable importancia contenidos tales como el humor sobre las desgracias y hechos dramáticos, y los que versan sobre los defectos o desventajas de los demás o propias. Los trabajos de Ruch incluían este tipo de contenidos, pero sólo se aisló empíricamente, a través de análisis factoriales, la dimensión de contenido sexual. Para el resto, las correlaciones aparecían entre componentes estructurales similares aunque de contenido desigual, y no entre estímulos de igual contenido aunque de estructura diferente.

A pesar de los resultados obtenidos por Ruch, sería interesante y de gran utilidad estimar la varianza que aportan otros contenidos humorísticos aparte del humor sexual. Así, se destacarían los basados en la denigración propia y ajena (teorías de la superioridad/denigración), y los referidos a las desgracias o hechos dramáticos, abordados desde las teorías del control/alivio. Así, trabajar con estímulos humorísticos con una estructura interna validada con respecto al contenido, por ejemplo, de denigración del sexo opuesto o de pertenencia, permitiría aportar información para un campo de análisis que ha recibido gran atención (Ford y Ferguson, 2004; Herzog, 1999; Lampert y Ervin-Tripp, 1998), en especial el de la denigración sexual, y que sin embargo no dispone de un conjunto de elementos validados, ya que generalmente éstos son seleccionados para un estudio concreto, no analizándose las propiedades psicométricas de dichos elementos. En cuanto al humor negro, dentro de las teorías del control/alivio, se insiste en que el humor puede ser de utilidad para relativizar hechos estresantes, y situaciones de la vida que de otro modo serían insoportables (Maxwell, 2003). Sin embargo, tampoco ha conseguido aislarse empíricamente este componente, utilizándose generalmente material agrupado por el criterio del investigador. Por todo ello, dentro del componente contenido de los estímulos humorísticos, los componentes a tener en cuenta son el humor sexual, de denigración y negro. Esta consideración conlleva aceptar desde el inicio una postura metodológica centrada en conformar dimensiones donde el solapamiento entre éstas sea el mínimo (sin olvidar lo que teóricamente se esperaría). De esta forma, igualmente deberían aislarse en la medida de lo posible las dimensiones de contenido de las estructurales. A pesar de lo comentado, habría que señalar que los contenidos seleccionados no agotan todas las posibilidades. El futuro de la investigación tendrá que ir delimitando otros posibles contenidos de interés.

El conjunto de resultados de Ruch y su grupo les condujo finalmente a la elaboración del The 3 WD Humor Test (Ruch, 1992, 1995; Ruch y Hehl, 1998). Pues bien, los tres factores de INC-RES, SINS y SEX fueron aislados de manera clara en distintos casos, dándose la replicación de la estructura factorial en muestras de diferente procedencia, con valores elevados en el coeficiente de congruencia de Tucker. Sin embargo, la propuesta dimensional de Ruch tiene que matizarse. Así, contrastar la estructura factorial en diferentes muestras y culturas no debería ser motivo para olvidar que la relevancia de cada uno de los factores puede estar mediatizada por las características socioculturales y contextuales específicas. En esta delimitación semántica de la apreciación del humor que está llevándose a cabo viene a entenderse a este constructo como una dimensión sociocultural, tal y como ha sido reiteradamente puesto de manifiesto (Bremmer y Roodenburg, 1999; Cameron, 1993), y con lazos contextuales que hacen que las respuestas, aunque se muestren con cierta estabilidad intersituacional, ésta sea moderada y ciertamente influida por la situación (Derks, Staley y Haselton, 1998). Esto ocasiona que deba considerarse al contexto más inmediato, junto a factores más socioculturales, como elementos de incidencia en la apreciación del humor.

Tabla resumen de la propuesta dimensional

En la tabla 2 puede verse la definición semántica a la que se ha llegado tras el análisis de la información presentada. Nótese que en la tabla, y para cada contenido humorístico, se diferencia si éste se ve caracterizado por un proceso cognitivo de incongruencia-resolución o por uno de incongruencia sin completa resolución (sin sentido). No obstante se reitera que la aproximación que desde aquí ha sido seleccionada consiste en aislar el contenido humorístico del proceso cognitivo que puede ocasionar, tratando así a estos componentes como facetas separadas, y teniendo como objetivo el adoptar un procedimiento metodológico que permita diferenciarlos. De igual forma, y en función de la bibliografía revisada, se subraya que no se le asigna a ninguno de estos componentes una mayor importancia a la hora de representar al constructo. Así pues, los componentes del constructo apreciación del humor serían: 1) humor con incongruencia-resolución; 2) humor sin sentido; 3) humor sexual; 4) humor negro; y 5) humor de denigración.

Evaluación de la propuesta por parte de expertos

A los expertos se les envió una tabla con la definición semántica de la apreciación del humor. Junto a ésta, se les hacía llegar otra sin las aclaraciones sobre lo que era cada componente, apareciendo sólo las etiquetas de éstos. A los expertos se les pedía que en esta segunda tabla indicasen con un número de 1 (nada pertinente) a 10 (muy pertinente) el grado en el que ellos pensaban que las distintas facetas señaladas como constituyentes de la apreciación del humor realmente lo eran. De igual forma se les solicitaba que indicasen las observaciones que estimasen oportunas sobre la definición planteada, señalando incorrecciones o ampliándola como creyeran adecuado.

Fueron realizadas un total de 20 peticiones de valoración a otros tantos expertos de la apreciación del humor en particular o el sentido del humor en general. El envío del material se realizó a través de correo electrónico. En un archivo adjunto aparecían las tablas anteriormente comentadas con las instrucciones a seguir. Acabada la tarea se les pedía que guardasen los cambios del archivo adjunto, y que lo enviaran respondiendo al correo electrónico recibido.

Se obtuvieron un total de doce respuestas (el mensaje fue reenviado hasta en tres ocasiones). En cuatro de éstas no fue emitido ningún tipo de juicio. En tres de estos casos por argumentarse que o se había dejado de trabajar sobre el tema, o que no era un aspecto del que se sintieran expertos. En el otro por afirmar no saber efectuar la tarea. Finalmente, fueron considerados un total de ocho juicios.

Resultados

De entre los ocho juicios emitidos, seis completaron la asignación numérica a los componentes (véase tabla 3), y dos se limitaron a valorar cualitativamente la definición.

A partir de los resultados podría concluirse que no resulta incorrecto incluir como componentes operativos de la apreciación del humor al contenido y a los procesos cognitivos (estructura) que ante éste pueden darse. Con respecto a los comentarios cualitativos efectuados sobre estos componentes se destacan los siguientes: a) Se hace mención a la falta de consideración del contexto y las diferencias individuales; b) ¿Estos componentes de la apreciación del humor serían similares a las que por ejemplo podrían darse en una interacción verbal?

El comentario ocupado de resaltar la importancia de las diferencias individuales está más relacionado con la definición sintáctica (Lord y Novick, 1968) que con la semántica, no siendo crucial para plantearse la postura conceptual adoptada. No obstante, se ha destacado la importancia del contexto y del entorno social y cultural para la comprensión de la apreciación del humor.

En cuanto al segundo comentario, se trata más de una cuestión de investigación futura que de elemento que haga reformular la concepción adoptada, opinándose que otras situaciones o material podría ser clasificado por su estructura y contenido, por lo que podría explorarse si los componentes propuestos son igualmente relevantes o pasan a un segundo plano.

En lo que respecta a los subcomponentes hay que señalar que el humor sexual recoge un mayor consenso entre los expertos (media en pertenencia de 8,5 con una desviación típica de 0,55). Para el humor negro (media en pertenencia de 6 con una desviación típica de 1,41) y de superioridad-denigración (media en pertenencia de 5,33, con una desviación típica de 1,37), la valoración no supera el 6. Como comentarios de los expertos: a) se citan los estudios de Ruch para justificar la relevancia del contenido sexual; b) la opinión general es que los contenidos representados no agotan todos los posibles.

Repasados los modelos teóricos más referenciados, y los estudios empíricos más destacados, para este trabajo se han considerado los tres contenidos seleccionados. Sin embargo, se reconoce la existencia, claro está, de otros, esperándose a que la investigación futura vaya proporcionando la información que permita incluirlos en la propuesta de definición semántica.

En cuanto a la afirmación de que el contenido sexual es el más relevante, y que el resto no va a tener relevancia sobre la estructura (componentes cognitivos) como para ser aislados empíricamente, habría que decir que ésta ha sido una de las ideas más tratadas dentro de la argumentación de la definición semántica. Se sostiene que la dificultad para aislar otros contenidos ha sido provocada por la selección de material no depurado teóricamente y sin análisis de ítems con objetivos predefinidos.

Discusión y conclusiones

Una vez repasado el juicio de los expertos, sus valoraciones y comentarios, se opta por mantener la propuesta semántica defendida hasta ahora (tabla 2). Sin embargo, y antes de concluir este trabajo, conviene realizar algunas matizaciones.

Un primer comentario tendría relación con la posible «circularidad confirmatoria» que conlleva el procedimiento seguido. A partir de una revisión teórica y empírica se ha llegado a una definición operativa de la apreciación del humor. Posteriormente han sido consultados los expertos en la temática, que, como resulta obvio, son los autores de los trabajos que han servido para llegar a la definición semántica. Como no podría ser de otra forma, y si la revisión bibliográfica ha sido adecuada, los resultados del juicio de expertos deben servir para apoyar ésta. No obstante, se quiere advertir que el juicio de expertos supone una herramienta útil para ir más allá de lo que está publicado, pretendiendo, a través de la opinión de los principales investigadores, recoger información actualizada que haya podido pasar inadvertida. Además, la definición semántica supone una integración de los datos aportados por distintos investigadores, por lo que también es importante ver la valoración de tal integración.

Hubiera sido oportuno igualmente contar no sólo con la consideración de los investigadores más destacados, sino con la de otros profesionales de distintas disciplinas académicas, o incluso más relacionados con el conocimiento práctico de la variable. Aunque para este trabajo se optó por trabajar sólo con investigadores, no quiere dejarse escapar la oportunidad de señalar la limitación que supone el hecho de no contar con la opinión cualificada de profesionales «aplicados».

Otro matiz a mencionar tiene que ver con la tasa de respuesta obtenida, que en concreto ha supuesto el 50% de los envíos. Los «condicionantes» que llevan a que una persona determinada colabore o no en una tarea como la del juicio de expertos no depende sólo de que la tabla sea inteligible, el objetivo interesante, la tarea fácil de realizar, etc. La solicitud de colaboración a un grupo de expertos debería estar basada en el reconocimiento pragmático de su trabajo y ayuda. De esta forma, el primer paso sería la asunción de que la aportación de estos expertos es un paso indispensable y fundamental en el proceso de investigación (Armstrong et al, 2005), y no en cambio como un elemento accesorio que depende de las posibilidades de cada investigador y de que al experto seleccionado le motive responder.

Por último, conviene recordar que este juicio de expertos es sólo parte de la información que debe recogerse para apoyar los componentes que han sido delimitados para la apreciación del humor. La importancia de los elementos de un chiste (qué factores hacen que unos sean similares o diferentes) no debería ser determinada exclusivamente por el juicio del investigador, o por el de otras personas consideradas expertas, debiendo también estar basada en las respuestas de los «receptores» del estímulo humorístico. De momento, la definición semántica adoptada para la construcción de la Escala de Apreciación del Humor, EAHU, es la presentada en la tabla 2. Los siguientes pasos de este proyecto de investigación serán facilitar una batería de ítems para la escala a construir, obtener las respectivas evidencias de validez de contenido, y realizar los consiguientes estudios dirigidos al análisis cualitativo y estadístico de los ítems.

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